Para ser médico de familia hay que sacar una muy buena nota en el bachillerato y selectividad, estudiar (y aprobar) la carrera durante 6 años, hacer un examen MIR decente y cursar la especialidad durante 4 años más en unas condiciones salariales aceptables pero asistencialmente duras, teniendo que completar una jornada laboral de 35 horas semanales y además hacer 5 turnos de 24 horas al mes. Tienes que prepararte temas para presentar sesiones clínicas obligatorias, no está mal que hagas el doctorado, no está mal que participes en algún trabajo de investigación. Además tienes que repasarte los casos en los que crees que hubieras debido saber algo más o en los que no estabas seguro de o en los que crees que si hubieras sabido más del tema hubieras atendido mejor a ese paciente. Además debes prepararte para los casos que sabes que vendrán y en los que puede que no tengas un gran dominio, que debieras de adquirir antes de enfrentarte a ellos. Además debes estudiar porque sí, porque forma parte del ciclo de volverse a mirar las cosas. Además debieras estar atento a ver qué cosas nuevas hay y si valiera la pena incorporar alguna de ellas a tu práctica, porque eso le fuera a beneficiar en algo a tu paciente. Además debieras estudiar para que no te la cuelen los que dicen que te forman, pero que en el fondo (y en la superficie) te deforman (Industria Farmacéutica). Además no está mal que sepas inglés. Además no está mal que pases algún tiempo fuera de tu medio para darte cuenta de algunas cosas.
Después de tanto esfuerzo esperas algún tipo de recompensa, o si no es mucho pedir, que te dejen hacer tu (duro) trabajo en unas condiciones medianamente dignas y aceptables.
Por el contrario, cuando acabas, el camino es ponerse a peregrinar de Centro en Centro de Salud, a días. De extremo a extremo de Madrid, en mi caso. Hay que comprarse un coche, claro.
Lo primero que tienes que hacer es convertirte en una especie de manager musical o agente literario de ti mismo. Tienes que saber venderte en los Centros de Salud y en las Áreas, porque la contratación eventual se hace en la gran mayoría de los casos a dedocracia. Y más vale que le caigas bien a la de personal del Área o a los capataces de los Centros de Salud que si no lo llevas crudo. Caer bien equivale en muchos casos, como sabéis, a no rechistar ante abusos de poder.
Cuando ya has conseguido que te llamen, tienes que habituarte a las costumbres y normas de cada Centro, de cada Área, la cual desempeña su labor con un hospital de referencia diferente. Presentarte. Adecuarte a los deberes para con los administrativos, con las enfermeras y con los médicos restantes. Puede que te tengas que amoldar incluso a varios programas informáticos diferentes para gestionar las historias clínicas, si trabajas en distintas Áreas de una ciudad grande. Esto así, cada día, o cada semana o cada mes. O cada mañana y cada tarde.
En la consulta debes acoplarte a cada modo de proceder del médico al que sustituyes. Cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre. Hay que saber conformarse con la manera de escribir en las historias, con los hábitos de prescripción, de derivación y de trabajo del compañero. Y hacer miles de cosas que tú no harías si fuera tu consulta. Y no hacer miles de cosas que tú harías si fuera tu consulta. Esto es algo que pudiera resultar comprensible. O no.
Debes saber tratar al paciente en estas situaciones. Llegar a un sitio una mañana y hacer frente a pacientes complejos, que no conoces de nada, y construir una idea de la patología en un vistazo de historia clínica (esto a veces no es nada fácil). Debes saber lidiar con la desconfianza del paciente ante el médico sustituto, joven y más inexperto que el suyo. Esta desconfianza, que también tiene lugar con el médico residente es también comprensible, pero cansa mucho al profesional. Lo agota.
Cuando uno empieza cualquier cosa en la vida, sabe que al principio hay que comer mierda y que luego se irá mejorando. Pero cuando tienes ya 30 años y llevas comiendo mierda con una periodicidad anual o mensual durante la mitad de ellos llega un momento en que te cansas un poco. O que te acostumbras.
Esta sensación la conoce muy bien el médico residente de Medicina Familiar y Comunitaria, la de ir de servicio en servicio durante tres años, cambiando mensual, bimensual o trimestralmente, intentando caer simpático allá por donde va, intentado que se note que es trabajador (hay que ser el primero en ponerse a pasar la analítica o a rellenar el volante, chicos, ánimo) para dar buena imagen, e intentado que se note que tiene interés en ámbitos en los que quizá no tenga. Tragándose sus opiniones y percibiendo que éstas no le importan a nadie. Y sobre todo… suplicando un poco de docencia que llevarse a la boca y arrodillándose ante los que se dignan a ello. Es una de la consecuencias de que la docencia a los estudiantes y rotantes de los servicios no esté bien institucionalizada, bien organizada y bien retribuida. En la mayor parte de los casos la buena docencia no se debe sino a gestos de buena voluntad.
El residente de Medicina Familiar va adquiriendo el rol de invisible, jurándose entre dientes que cuando pueda demostrar lo que vale, el mundo y la Medicina podrá devolverle todo lo que él le ha dado.
Pero cuando sale al mundo laboral de pleno derecho, con lo que se encuentra es con otro desafío de dimensiones impenetrables.
Si hubiera alguna esperanza de que esta situación fuera transitoria, el joven médico de familia, que es un personaje de férrea voluntad y de arraigados principios, aguantaría de nuevo el chaparrón. Pero la perspectiva de seguir así durante 5, 10, 15 años (depende la suerte que tengas o los culos que lamas) es mortífera.
Así pues, en esta franja de edad, ese personaje manso y calculín que es el joven médico de familia, acuciado ante la imperiosa necesidad de algo de tranquilidad, de estabilidad presupuestaria (conveniente condición para hipotecarse a 30 años), de disfrutar de la vida o de un mínimo de dignidad, suele dar un portazo.
Uno se sorprende al ver cómo después de toda una vida y toda una juventud dedicada a la consecución de un objetivo, cuando llega el momento de la verdad la gente agarra el petate y se larga. Se larga a otras especialidades, a las urgencias de los hospitales, a las atenciones a domicilio, a los sámures, a las unidades de paliativos, a hacer de pediatra o similar. Sería interesante conocer la prevalencia del abandono. Algunos documentos indican que se encuentra en torno a dos tercios, que sólo un tercio de los que terminan acaban trabajando en Primaria. Yo no sé, no diría tanto, pero un tercio de abandono sí que se me hace posible.
En la Comunidad de Madrid, distintos grupos han estado trabajando para evitar esta situación. Como la Plataforma de Eventuales de AP en Madrid (Facebook) o la Vocalía de JMF (jóvenes médicos de familia) de la SOMAMFYC. Se ha constituido también un grupo por Internet para compartir ofertas de trabajo y trabajar por la mejora de las condiciones laborales. Os podéis hacer miembros aquí:
http://groups.google.com/group/jovenesadjuntos?hl=es&pli=1
Hace unas semanas la Vocalía de JMF de la SOMAMFYC se reunió con el Consejero y le entregó a Antonio Resino, director de Recursos Humanos, un documento (que adjunto abajo) en el que se detallan las mejoras que se piden.
Leyéndolo se hace uno idea del por qué de la queja.
Se está pendiente de una reunión para negociar las mejoras, si las hubiere.
La clave de la negociación radica ahora en saber si este documento está sobre la mesa o en el cajón de los que mandan.
Yo estoy en consonancia con estas (casi todo doctoras) vocales. Está uno orgulloso y satisfecho de que algunas de tus compañeras trabajen con este ahínco por el bien común.
PROPUESTAS DE MEJORA PARA LA SITUACIÓN LABORAL DE LOS JMF
La situación laboral actual de los Jóvenes Médicos de Familia de la Comunidad de Madrid se caracteriza por la eventualidad de sus contratos lo que se traduce en una inestabilidad laboral que tiene graves consecuencias:
En primer lugar, obliga a los nuevos profesionales de Atención Primaria a migrar a otras comunidades autónomas o a otros países de Europa para desarrollar su actividad como Médicos de Familia en unas condiciones mínimas aceptables. En otras ocasiones, desanimados por la incertidumbre y estas condiciones laborales, se ven obligados a formarse en otra especialidad que les proporcione la satisfacción y estabilidad laboral que la Atención Primaria no les puede proporcionar actualmente.
Nos pasamos toda la juventud estudiando para llegar a ser unos Médicos de Familia competentes, por motivación e iniciativa propias
, porque era nuestro deseo y nuestro deber para con los pacientes y ahora por unas condiciones laborales poco adecuadas nos vemos obligados a abandonar nuestra profesión por otras salidas que no son de nuestro agrado. Y no es bueno para la Atención Primaria y consecuentemente, para la estructura sanitaria en la Comunidad de Madrid,
que los profesionales abandonen la especialidad de esta manera.
Por otra parte, la contratación eventual de médicos, afecta el carácter longitudinal en el que se inspira la Medicina de Familia y que la diferencia del resto de especialidades. El seguimiento de los pacientes, su atención y cuidado depende de una relación médico-paciente estable en el tiempo, duradera y sólida. Nuestra labor como Médicos de Familia no sólo es tratar a los que están enfermos sino también acompañarles en la salud, desde su juventud hasta la senescencia. La inestabilidad laboral hace que, cada vez que un paciente se sienta en la consulta y ve a otro médico distinto al suyo habitual transmita su malestar por la ausencia de continuidad del personal facultativo en la actividad asistencial, lo cual dificulta la relación médico-paciente y quiebra la confianza en la que se basa dicha relación.
El colectivo de Jóvenes Médicos de Familia transmite su preocupación ante la situación que sufre, puesto que de perpetuarse, el sistema fracasará por completo. Ni los pacientes, ni los profesionales sanitarios queremos eso. Ustedes tampoco. Nuestro cometido es dar fin a esta situación, acabar con la precariedad laboral, por eso, reivindicamos la mejora de las condiciones de contratación actual, destacando los siguientes aspectos y aportando las siguientes propuestas:
1. Bolsa de Trabajo.
El reciente modelo sanitario implantado en la Comunidad de Madrid está estructurado según un área única, sin embargo la gestión de la contratación del personal sanitario puede realizarse desde distintas entidades
– bolsa única
– bolsa de cada área (antiguas gerencias de Atención Primaria)
Solicitamos la unificación de las posibilidades de contratación en una bolsa única a la que se acceda según unos criterios establecidos de baremación para, al menos, los contratos de duración superior a 15 días.
2. Las plazas que por el actual proceso de OPE y traslados quedaran libres, deberían cubrirse según dicta la ley, con nombramientos de carácter interino, en espera a que se convoquen como vacantes en la siguiente convocatoria de contratación pública. Se reservarían los contratos de carácter eventual, de acuerdo a la misma ley, a servicios de naturaleza coyuntural o extraordinaria.
3. Se hace necesaria la convocatoria de oposiciones con una frecuencia anual-bienal para garantizar la calidad de los contratos y la práctica asistencial de los Médicos de Atención Primaria. Como ya hemos mencionado, el médico de familia realiza un seguimiento en el tiempo de sus pacientes, por lo que necesita mantener la continuidad de la atención que presta.
4. Es conveniente asegurar la contratación de los nuevos Médicos de Familia que terminan la residencia ofreciéndoles contratos con una duración mínima de 6 meses. Podría consistir en un contrato dentro de una determinada área sanitaria, con libertad de movimiento dentro de los Centros de Salud de la misma.
Asimismo, exigimos la revisión de la normativa actual para la contratación eventual de los Jóvenes Médicos de Familia y que se garantice su cumplimiento dentro de la legalidad vigente.
5. Contratos “de Lunes a Viernes”. A veces nos vemos sometidos a tratos laborales denigrantes. Como el hecho de que ante una baja o unas vacaciones que duran una semana y unos días de la siguiente, se nos contrata de lunes a viernes y se elige a otro compañero para cubrir los días laborales de la siguiente semana. Con esto se consigue que no se nos pague el fin de semana, lo que no parece justo. Pero aún peor, se promueve la contratación de dos médicos diferentes para cubrir una ausencia de 8 ó 9 días, con lo que la continuidad antes citada queda en entredicho.
6. Doblajes. Demandamos que los doblajes que se realicen en el mismo área sean pagados en su totalidad, no como un porcentaje de la jornada habitual. Instamos, por tanto, a que el término de doblaje se sustituya por el de “Doble Jornada” que es realmente lo que supone y se pague como tal.
7. Exigimos que se facilite la renuncia de un contrato activo si existe la posibilidad de acceder a otro que ofrezca una mejoría de las condiciones laborales sin repercusión laboral ni penalización del profesional
8. Formación: Resulta imprescindible la potenciación de la formación médica continuada en los recién formados profesionales. Las condiciones labores actuales hacen que los Jóvenes Médicos de Familia no dispongan ni de días de formación ni de días de libre disposición o vacaciones que les permitan continuar formándose, pasando de la situación de médico interno residente, en continuo estímulo, motivación y cuidado de su formación, al extremo completamente opuesto, donde ni se estimula ni se posibilita el acceso o unas facilidades para mantener la misma.
Esperamos que este documento sirva para dar a conocer la insostenible situación en la que nos encontramos los Jóvenes Médicos de Familia y confiamos que sea el punto de partida de una reestructuración y regularización de las condiciones actuales de contratación. No queremos mejoras salariales, sino unos mínimos en las condiciones laborales que nos permitan realizar nuestro trabajo con un mínimo de tranquilidad y estabilidad, con dignidad. Por esta razón, les emplazamos a debatir las cuestiones planteadas en una reunión donde buscar conjuntamente las soluciones.
Vocalía Jóvenes Médicos de Familia SoMaMFyC.