Tuve que decir mi santo (Libertad) y seña (Duradera) a los porteros de la finca. La finca era una corrala del año nosequé. Los tópicos hay veces que se imponen. También, por estar en Lavapiés, me topé en la puerta de la casa con dos pakis a los que tuve que enseñar mi miembro viril por debajo de la chilaba que portaba.

– Los señores están esperándole – me dijeron en inglés con un acento que había aprendido de Alyasira. Saludé a Marta Carmona y me dijo que era médico residente de Psiquiatría en Madrid.

– ¿De qué área? – le dije yo, por hacer tiempo -.
– Eso no se puede revelar, inocente – me espetó – ¿No ves que somos proscritos?

Yo me quedé postcrito, digo postcrítico, como este post, que es un Post Crítico, porque Marta Carmona y sus lugarestenientes pertenecían a Farmacriticxs, un movimiento por una medicina ética y transparente. También editaban una hoja parroquial que se llamaba “Médico crítico” .

NONO, un nombre sin duda en clave, como podía ser Gerónimo o cualquier otro, me dijo:
– Desenfunda, que a Padilla no le gusta esperar. Ya tiene bastante con esperar la reforma de la Atención Primaria.

Allí estaba yo, desenfundando mi segundo trípode en menos de cinco minutos.
De repente se hizo un rumor, como el de un segundo antes de que salga un grupo a tocar o el de antes de un buen petardazo en el corazón de Occidente. Apareció el mesías, el embajador de los farmacríticos en la tierra, como lo es el Papa el de dios.

En medio de un acceso de mitomanía le dije:
– Efectivamente señor, no se encontraba usted en ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas.
Me miró con desprecio y se sentó del lado de la ventana.
– ¿De qué área es usted? – le dije -. (Yo había aprendido en el hospital que cuando estás nervioso y no sabes algo, lo primero que tienes que preguntar es si el paciente es de área para poder largarlo a la suya).
– Yo soy médico residente de Medicina Familiar y Comunitaria en Sevilla, payaso, y allí no tenemos de eso. Eso es para privatizar la Sanidad mientras aparentamos que hacemos un Área Única. Empieza de una puta vez.

Yo, según había repasado tantas veces en mi cabeza levanté una pata del trípode y abrí fuego cruzado, para que le alcanzara a los tres. Tiré los cadáveres al mar y me quedé con unas fotos para alimentar la expectación y conseguir mayor audiencia de la entrevista.
Al salir, los pakis estaban todo fumaos, tiraos en la escalera. El costo paki es muy maleable y se hacen porros y lombrices de jachís como churros.

Salí, me calcé la palestina (mira la actitud de Aznar y Cospedal llevaba también una) y tiré para el metro.

Conseguir que los médicos sigan pensando todavía que las marcas son mejores que los genéricos tiene su trabajo, a ver qué cojones os creéis.

Untitled from Roberto Sánchez on Vimeo.

Quién sabe si ésta no será el preludio de otras.

La de los eventuales de Madrid, por ejemplo.

La de la batalla por la Sanidad Pública en Madrid, por ejemplo.

Quién sabe si no la de la Atención Primaria. El día, ese día, llegará. Se están poniendo los ladrillos. Es necesario ésta, son necesarios algunos pasos más. Pero ese día, no será el día de “la reforma de la Atención Primaria”, será el día de “la revolución de la Atención Primaria”.

http://blogs.bmj.com/bmj/2011/06/01/tiago-villanueva-spanish-doctors-and-the-revolution-in-the-streets-of-madrid/

¡Llame a la puerta! Ya no saldremos a llamar periódicamente

Si usted tuvo un problema de salud por el que tuvo que pedir cita con su médico de cabecera y sintió que esperó muchos días para ser visto, esperó mucho tiempo en la sala de espera, cuando pasó a la consulta no se le dejó hablar lo suficiente para contar su problema, se le exploró por encima, se le despachó rápido, se le pidió una analítica o una prueba que tardaron mucho en hacerle o una cita con el especialista que no llegaba nunca… debe usted leer estas líneas que van a continuación. Aunque la gente no se dé cuenta, cuando dice que “la medicina es una profesión vocacional”, se refiere al médico de cabecera, que es la base del sistema sanitario. Uno no nace con vocación de ver radiografías o de ocuparse de un riñón.

Ahora el médico de familia estudia la carrera de Medicina, supera el examen MIR y cuatro años más de especialidad. Es un profesional polivalente, accesible, especialista en las enfermedades frecuentes, altamente cualificado para tomar decisiones difíciles en casos difíciles, sabedores de los límites de su conocimiento en algunas áreas y un profesional sobre todo, humano y cercano a sus pacientes. El médico de cabecera les conoce bien y eso le permite tomar decisiones mucho más adecuadas al caso que si no fuera así. A todo el mundo le gusta cuando va al médico que sea siempre el mismo porque es el que le conoce.

Pues bien, se da la circunstancia de que los que mandan y que saben poco de médicos de familia, de Centros de Salud y de la sanidad pública porque no la usan, están destruyendo este sistema que tan bien valorado está por la gente.

Si la cosa continúa a este ritmo pronto los médicos de cabecera desaparecerán tal cual o su figura quedará reducida a algo simbólico. ¿Saben ustedes por qué dicen que hacen falta médicos en España? Médicos hay, si no los hubiera, dejarían a más gente estudiar la carrera y listo. El problema es que hay mucha gente que quiere estudiar Medicina, pero nadie quiere ser médico de cabecera. No hay más que echar una ojeada estos días a las elecciones de los licenciados que escogen una especialidad después de haber hecho el examen MIR.

¿Por qué? Las Consejerías de Salud de todas las Comunidades Autónomas, con independencia de su signo político, maltratan de sobremanera a sus médicos de cabecera.

Les dan 5 minutos por paciente (en lo que el paciente entra, se le saluda, se la da la mano, se sienta y cuenta lo que le pasa, ya se han ido 4; y todavía queda explorarle, decidir el diagnóstico, poner el tratamiento, darle las recetas, a lo mejor la baja, a lo mejor pedirle alguna prueba, revisar sus problemas pasados, revisar la medicación que toma…), unas listas de hasta 50 y 60 pacientes diarios, les tienen sometidos a múltiples tareas burocráticas, tienen que realizar las visitas a domicilio y las urgencias que se presenten…

Así es imposible atender bien a tu gente, así es fácil que se te pase algo gordo, que le pase algo a algún paciente por no disponer de las condiciones adecuadas para trabajar. Cuando las cosas pasan, llegan los lamentos. No sólo es que un día ocurra una desgracia en este sentido, sino que los médicos de familia quieren dar una atención de calidad, en las condiciones que se merece la población que paga con sus impuestos.

Los médicos más mayores cuentan que siempre se han sentido identificados con su trabajo, pero que ahora hay una distancia insalvable entre ellos y sus jefes, que no son sensibles a las propuestas de mejora y que parecen vivir en otro planeta.

La situación de los médicos de cabecera jóvenes es aún más preocupante. Obligados durante los primeros diez años de ejercicio profesional a ir de acá para allá. Contratos de días en distintos centros de salud, algunos de semanas en los que procuran cogerte hasta el viernes para no pagarte el fin de semana. Inestabilidad, precariedad. La mayor parte de ellos optan por dejarlo y volverse a presentar al MIR para hacer otra especialidad, o se van a trabajar a las urgencias de los hospitales, o a otro tipo de unidades, como las de atención domiciliaria o de emergencia, o al extranjero…

Ésa es la verdadera razón por la que no hay médicos en España. La medicina de familia se resquebraja, señores.

El día 12 de Abril es el Día Mundial de la Atención Primaria y los mandamases de turno del gremio se harán la foto con los políticos de turno, pero la realidad no se construye de arriba a abajo, sino de abajo a arriba.

Los profesionales están motivados, quieren cambiar las cosas por ustedes, porque les importan, como en el eslogan, las personas. Pero se ve que solos no pueden. La Administración en forma de Consejería de Comunidad Autónoma o de Ministerio de Sanidad no es sensible, nunca lo fue, a sus peticiones. Por eso necesitan su ayuda. Esta vez los médicos les piden ayuda a ustedes, para llamar la atención de los que mandan.

Por Roberto Sánchez Sánchez. Médico residente de cuarto año de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Prosperidad. Madrid

Grandioso Lipdub

http://hortensiasysalud.blogspot.com/2011/04/12-de-abril-dia-de-la-atencion-primaria.html?spref=fb

Con su correspondiente Making off

y…

http://vicentebaos.blogspot.com/2011/04/el-dia-de-la-atencion-primaria-mas.html?spref=fb

http://medicocritico.blogspot.com/2011/04/llame-la-puerta-ya-no-saldremos-llamar.html

En atención primaria prima la atención

Hoy es el día de la Atención Primaria #DIAP12

http://pelladegofio.blogspot.com/2011/04/llame-la-puerta-ya-no-saldremos-llamar.html

Un día me escribió un chaval un correo para invitarme a que participara como ponente en una mesa redonda sobre “Medicalización de la vida” en Granada.

“Esta mañana casi me echan de un quirófano por preguntar que qué hacía un representante de la Industria dentro del área quirúrgica”, me dijo.

Yo inmediatamente pensé que me había convertido en un charlatán porque no me consideraba ningún experto en ese tema ni en ningún otro. Me habían enseñado que para ser experto en un tema había que ir por la vida de traje. Yo llevaba corbata en el corazón. El cayado de la aorta me cabalgaba como el nudo, pero eso no se veía. Tenía queloides en el alma, por no haber sabido curar a tiempo y bien las heridas. Las cicatrices del miocardio no son como las que deja el acné. Las primeras son propias de la madurez, como la escritura de la novela. Las segundas son propias de la adolescencia. A mí me gustaba lamerme las heridas como a los gatos.

Después pensé en cuántos ponentes habrían rechazado la invitación para que me hubieran propuesto a mí. Es mejor no preguntar, porque los promotores de los eventos, al igual que las chicas te dan indefectiblemente la misma respuesta: No, tú eres el primero.

Me preparé la ponencia a conciencia para responder a la llamada. Cuando acabé de darla los promotores de evento, al igual que las chicas: Has estado muy bien, en serio.

Aquel encuentro me permitió conocer un poco por dentro el movimiento farmacrítico de Farmacriticxs. La tentación de que la sociedad, o los sanitarios en este caso, consideren a éstos demagogos, extremistas o ilusos, siempre está flotando en el ambiente, al igual que pasa con otros movimientos que se rebelan contra lo establecido.

Me encontré un grupo de personas de firmes convicciones, que saben de dónde vienen y hacia dónde van, cultos, comprometidos, luchadores, con un gran respeto por las opiniones y las actuaciones de los demás, que piensan que van a depurar la influencia de la Industria Farmacéutica en los pacientes y en el sistema sanitario. Lo mejor de todo es que, primero, es verdad que lo van a conseguir y lo segundo, que te convencen de que va a ser así.

Una de mis ilusiones del viaje era descubrir cuál era el motor que agitaba sus conciencias para hacer lo que hacían. Dudaba si sería el rencor de clase, el resentimiento social o el ansia de poner a cada uno en su sitio cuando se tiene la supremacía ética sobre unas prácticas corruptas. Pero descubrí que ésas eran algunas de mis razones para ser farmacrítico, pero que ellos no tenían ninguna otra motivación que construir un mundo más justo y más límpido a través de una medicina más ética y transparente. Ellos eran espíritus puros, de convicciones y valores profundos. Algunos llevábamos encima la carga de ser conversos. Algunos habíamos participado al principio de la residencia en cenas de a 30 euros el plato en algunos de los restaurantes más caros de la ciudad. Habíamos asistido a algunos hoteles y cursos y habíamos sonreído bobaliconamente a las embajadoras en la tierra de La Bicha (que como en la foto de la orla, o entre las empleadas del Zara, no había ni una fea). No me arrepiento. Me gusta saber lo que vomito.

A un resentido social y a un humilde, al que se le han vetado algunas de las prebendas que la sociedad ofrece a la clase alta es muy fácil captarlo, seducirlo y financiarlo para que haga suyo el: Ahora os vais a enterar de quién soy yo.

Sin embargo, un verano que pasé en la casa de la sierra, que es la casa de todos, con mi padre Juan Gérvas, sufrí una septicemia de escepticemia.

Éste había sido mi camino, pero el de los farmacríticos no contaba con ningún trayecto por el lado oscuro. Era un camino derecho por el lado más bestia de la vida.

La contagiosidad del virus del movimiento farmacrítico sí que es significativa, es una epidemia con maneras de pandemia, y las Autoridades Sanitarias parecen no moverse del sitio de momento. Al revés que con la Gripe A, un virus de mucho menor contagiosidad.

Como se descuiden, en menos de nada, se acaban los ministros que engrosan las filas de la Industria después de su mandato, se acaban los turnitos de la visita médica en los centros públicos, en horario laboral del médico; una desviación no sólo prevista, sino regulada por la Administración. Se acaban las cátedras de patrocinio privado en la Universidad Pública. Qué vergüenza, joder, qué vergüenza.

Pronto toman las riendas estas nuevas generaciones que van a cambiar la Medicina en estos términos porque no sólo creen que pueden hacerlo, sino que saben que pueden y que lo van a hacer.

Aquellos días vi cómo se pueden organizar esos eventos sin gastos ni boatos absurdos. Vi cómo iban a buscar a los ponentes a la estación de bus, con el bonobús en la mano. Vi cómo te regalaban un detalle simbólico (el mejor, además: un libro con referencias a la ciudad o a escritores de la ciudad). Vi cómo te llevaban a comer al comedor universitario a degustar manjares locales a 3 euros el menú y vi cómo sacaban zumos y galletas del súper para merendar. Vi cómo te organizaban rutas de tapas y rutas de copas por los lugares más sórdidos de la ciudad, a escote. (La Industria farmacéutica también organiza estos eventos “a escote”, pero el escote es de otro tipo).

Pude observar, desde mi atalaya de lobo solitario, lo que significaban las decisiones asamblearias, el trabajo en equipo, el respeto por las opiniones de los demás, los modelos horizontales, la fuerza de la razón y de las razones. La inteligencia al servicio de un fin noble.

Ese fin de semana me di cuenta de que había encontrado por fin la Universidad y la vida universitaria que soñé. Con 11 años de retraso, manda cojones. Yo sabía, porque lo había soñado, que la vida, los años de la Universidad y la juventud no podían quedarse en vomitar en las esquinas de madrugada. Me pasé la carrera entera escuchando la radio en casa, con una manta sobre las piernas, repitiendo versículos de los apuntes mientras cabeceaba como un rabino.

Farmacriticxs cambiará el mundo, porque ya lo está cambiando. Porque ya ha cambiado el mundo de muchos sanitarios y con él, el de muchos pacientes. Un mundo que con ellos es mucho más justo, más decente, más digno y más humano.

Conflicto de interés:

Declaro que siento aprecio personal y que me divertí mucho con las personas de dentro y fuera de Farmacriticxs, que conocí aquel fin de semana en Granada.

Asimismo, aunque este texto siempre fue deseado, pensaba que nunca iba a ser escrito, ya que después del fin de semana aquél me iba de vacaciones y Adán necesitaba Eva-dirse.

En el avión a México, y no es coña, compartí asiento con un señor que preparaba una presentación concienzudamente con el ordenador. Miré de reojo y vi en la pantalla la tabla de riesgo cardiovascular de Framingham. Seguí mirando de reojo disimuladamente y vi que preparaba una ponencia sobre ASA y RCV. Portaba Mac, Iphone y dispositivos dospuntocerianos. El detector industrial se puso en marcha. De varios personajes que se acercaron durante el trayecto y de las conversaciones mantenidas, me hice deducir que eran médicos mexicanos que regresaban de un congreso en España. Al final, claro, emergió La Bicha de sus bocas y supe quién abonaba el viaje y el terreno. Yo, callado como una puta. El fenómeno de la corrupción no entiende de fronteras.

Al final de todo, tú no tienes que ir a por los textos sino que ellos vienen a ti. Es de las pocas cosas que tengo claras en la vida. Si lo hacen, no puedes hacerte el orejas y dejarlo pasar. Por eso aquí estoy, como un pelotudo, escribiendo esta pelotudez en vacaciones, quedándome ciego con la luz artificial en medio de la oscuridad.

Escribiendo algo que mi compañero de asiento nunca alcanzará a imaginar de lo que versa y nunca leerá.

Ha cerrado el Mac, se ha puesto a ver una peli y parece que le molesta la luz que le da en la jeta de refilón. De momento, sírvale de castigo de parte de los pacientes y de los farmacríticos.
A Clara Benedicto, médico residente de Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de Salud “El Greco” de Getafe, se le vino un día una idea y se lió la manta a la cabeza de la que vino esa idea. Las ideas, como las desgracias, no vienen solas. Las ideas no vienen así, como si nada, a cualquier cabeza. Igual que no hay síndromes coronarios agudos que le vienen a cualquier coronaria o que no hay sínfilis que agarres en la piscina. Tiene que ir el cántaro a la fuente. Las ideas se vienen como las gastrinteritis, a lo bruto, de repente. Sueles tener la torpeza de echarle la culpa a las empanadillas de por la mediodía, pero los virus y las ideas van haciendo su trabajo con discrección y seriedad, como los anuncios de contactos, y cuando menos te lo esperas, zasca, inundan las letrinas y los celebros.

Clara Benedicto tuvo una noche una idea, se lió la manta a la cabeza e hizo la revolución. La entrevistamos en el Hospital de Fuenlabrada con un jardín zen de fondo. Con la gestión privada la medicina parece que no, pero gana mucho en diseño de interiores.

http://apxii.wordpress.com/

AP 12 meses 12 causas: entrevista a Clara Benedicto from Roberto Sánchez on Vimeo.

La primera vez que sentí de verdad lo que significaba la emigración tenía 20 años. Por aquel entonces yo era un joven incauto, alcohólico y pajillero, pero sabía que el mundo estaba ahí fuera, esperándome. Un día me compré un billete de autobús para París. Lo compré porque costaba trece mil pesetas ida y vuelta, a 15 horas cada trayecto. Yo quería ir a París, porque quería ser como Hemingway, pobre y feliz. Había leído a Ernest y a Vila-Matas y había aprendido que París no se acababa nunca. Soñaba con escribir en un escritorio rojo de latón, como inquilino en un piso de Marguerite Duras.
Lo pasé muy bien aquellos días. Era la segunda vez que salía de España. Fui pobre y fui feliz, pero tuve que volver, para ser seguir siendo pobre e infeliz. En el trayecto de vuelta, me puse en la penúltima fila del bus. En la última, se sentaron 5 tipos. Uno era marroquí, otro maliense, otro africano pero no me acuerdo de dónde, otro rumano y otro no me acuerdo. Un par de ellos se conocían, pero los demás no. Me embebí en “Paris era una fiesta” para disimular, aunque lo que estuve haciendo todo el rato fue escuchar discretamente la continua conversación de estos cinco personajes. Hablaban regular el castellano, pero era suficiente para entender sus historias. Durante diez horas, sin callar un minuto, hablaron de sus sueños, de sus familias, de sus penas, de sus proyectos en España, de las condiciones duras de la ilegalidad, de los miedos continuos, de sus innumerables conflictos internos, del orden del mundo.
En la frontera, subió la Guardia Civil a pedir la documentación. Bajaron a uno de ellos, el que iba a Murcia, a trabajar en la huerta. Decía que España era lo mejor del mundo. Nunca me olvidaré, allí en la penumbra, en medio de vete tú a saber qué páramo, de una ráfaga de luz que se escapó de algún sitio e iluminó los ojos rojos del maliense, que miraba a la parte trasera del bus. Aquellos ojos los he visto muchas veces a la largo de mi vida. Lo sé porque nunca se me olvidaron. Los otros cuatro chicos no volvieron a decir ni una palabra hasta llegar a Madrid.

Eduardo Camacho y Ana Bellet son médicos residentes de cuarto año de Medicina Familiar y Comunitaria de Madrid.

Entré en su casa por el centro de la tierra, otrora recibidor. A cada lado del pasillo se abría cada una de las habitaciones, como cada uno de los continentes. Lo sé porque cada una estaba pintada de un color. Curioseé por las habitaciones de cada uno de los niños que se relacionaban entre sí como lo hacen las placas tectónicas. A veces tenían alguna falla entre ellos. Entré en el baño a echar una meada y me dejé deleitar por el blanco del paisaje kárstico del que caían chorros de agua de los grifos, consecuencia del deshielo. El cambio climático parece que no, pero va haciendo su trabajo. Sabía que estábamos en una nueva glaciación porque salía humo del pis.

Su habitación era África, porque estaba pintada de naranja. A la terrumbre y a la desolación de los desiertos siempre le ha ido bien el naranja. Había una puerta que estaba cerrada y supe de pronto que había un continente por descubrir, lo que me compungió de sobremanera, y me hizo migrar de nuevo hacia el karst rápidamente, porque con ese descubrimiento a cuestas me costaba ser continente en ese nuevo continente.

Pensé si esa línea que separaba el corredor del nuevo continente (antes llamado América) no sería la línea que separaba Alcobendas de San Sebastián de los Reyes, si no sería otra frontera entre la realidad y los sueños, si no sería otro estrecho de Gibraltar, otro Barajas, otra Tijuana, otro Kirkenes; si no sería otra epidermis para separarnos del mundo, si no sería otro tabique, otra mediana, otra desviación estándar. Pensé si ese corredor, allí, en medio del naranja no sería otro corredor de la muerte. Abrí los ojos y un africano me Asía fuertemente en un movimiento armónico simple. El 191 había llegado a Plaza de Castilla.

TOMÁS ZAPATA. LA MATERIA DE LA QUE ESTÁN HECHOS LOS SUEÑOS NO ES GASEOSA, SINO SÓLIDA. from Roberto Sánchez on Vimeo.

Yo pensaba en esos españoles y en esos turistas, en las pasarelas del Perito Moreno, en esas fotos que tantas veces había visto antes y después de ir al país, y no podía comprender qué cojones tendría que ver aquella masa crítica de hielo con los argentinos y con el país. Pensaba que yo podría haber sido otro gilipollas en gafas de sol mirando a la cámara y diciendo chimichurri, y que me había librado por poco. Pensaba en las cosas que no soy capaz de ver, por joven o por europeo o por capitalista a los ojos de los latinoamericanos aunque sea un proletario en cuerpo y alma o por gilipollas yo también. Pensaba en que hay que juntarse con jubilados como Óscar, que tienen los huevos canos, para ser capaz de verlas. Pensaba en que si yo no hubiera ido a la Argentina y no hubiera escrito aquella maldita memoria no estaría sentado delante de aquel señor con pinta de seductor a la manera del gitano Sandro. Pensaba en que la residencia acababa en mayo y qué camino convendría que escogiera. Al final te defines por tus actos. Saber valorar a los que han elegido un camino valiente y digno en la vida es una labor que debería exigírsele a la sociedad.

[…]

Pensaba en aquellas oquedades en el hielo del Perito, que iban cambiando, y no podía dejar de pensar en las oquedades similares de la Puerta de Alcalá, por disparos en la guerra civil y pensaba que esas balas eran balas políticas, iguales de plomadas que las económicas, las que se disparan en La Recoleta a las dos de la tarde. Las dos balas matan igual, pero el dedo que aprieta el gatillo es diferente en cada caso. Los cuerpos al final de la vida perecen de igual manera. Los de la gente que pasó sin pena ni gloria y los que pasaron con pena o con gloria, los imprescindibles. Yo no tengo otro propósito en la vida que hacer ver, escribiendo, que los que pasaron con pena, no hacían otra cosa que pasar con gloria. Las percepciones son modificables, como lo son las oquedades del Perito que cambian con celeridad o como lo son las de la puerta de Alcalá que cambian mucho más lentas, pero la erosión y la literatura van haciendo su trabajo, lento pero inexorable y a la vuelta de cien años los vencedores se transforman en perdedores y los perdedores en ganadores.
http://www.bariloche2000.com/la-ciudad/noticia-del-dia/58030-rosario-parecia-sarajevo.html
Entrevista en Diario Médico. 17 de Marzo de 2011.

http://es.scribd.com/doc/50903704/Entrevista-Diario-Medico

Hoy echa a andar “Una palabra nuestra”.

“Una palabra nuestra” es un proyecto de Raquel Gómez Bravo y Roberto Sánchez para “Una palabra tuya bastará para sanarme”, que nace con el objeto de darle voz a los sin voz de la Atención Primaria, mediante el formato de la videoentrevista fundamentalmente.

“Una palabra nuestra” es un proyecto de vida. Nosotros aceptamos, en nuestra condición de fracasados vitales, que el mundo puede cambiarse y que la Atención Primaria puede cambiarse, y que la mejor manera de cambiar el mundo es cambiar la Atención Primaria, porque no hay nada sobre la faz de la tierra que reproduzca mejor el mundo a escala y lo que necesita para cambiar, que la Atención Primaria.

Para crear este movimiento podíamos habernos arrimado sin problemas a la industria farmacéutica (“la industria lo infiltra todo, todo, todo… y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”… Jesucristo Gérvas dixit). Nos las hubiéramos arreglado para que nos hubieran “prestado” una buena cámara (en los Centros de Salud “prestan” microoondas del ITB, que te lo hacen en 4 minutos y máquinas que te hacen hemoglobinas glicosilada capilares en 5) o incluso para que nos viniera a solucionar el problema técnico una buena productora.
Pero hemos decidido calentar la leche en el cazo y hacer grabaciones amateur, porque pensamos que es lo más honesto para nuestros pacientes y para nosotros mismos.

El mejor video de la historia de YouTube se hizo con un móvil. El segundo mejor también.

Así que no nos juzguéis en términos de calidad técnica aunque intentemos ofreceros la mejor. Subir los volúmenes, que nosotros intentaremos hablar alto para que se nos oiga en la profesión y en la sociedad, abrir los corazones, buscar entre la cubierta y el forro del libro que os estáis leyendo la arena del último verano, inventaros la vida de vuestro compañero de asiento en el metro, o si no mejor, pedirle que os la cuente y acabar revolcándoos con él en un parque antes de la hora del almuerzo, acudiendo después a vuestro médico para decirle que habéis tenido diarrea, discreta mucosidad nasal, nomehepuestoeltermómetroperoyocreoquehetenidoalgodefiebre y sentir que el tiempo pasa, y que este día y este momento son irrepetibles.

Si los pacientes supieran lo que los médicos de familia hacemos y estamos dispuestos a hacer por ellos, quizá la reforma de la Atención Primaria pudiera ser posible.

Y vosotros … ¿estáis ahí?

MÉDICOS DE FAMILIA SALTANDO A LAS REDES SOCIALES.

El Doctor Salvador Casado imparte una clase magistral y sienta cátedra en un pasillo en presencia de Epi (José Franciso Ávila de Tomás), Clara Benedicto, José Andrés Llamas y un servidor de ustedes.

Este post está dedicado a Pilar del Río, médico de familia en Valladolid que escribió esto en MEDFAM.

Juan,
dices en tu correo que “después de aconsejar cosas simples para mejorar la seguridad del paciente, del estilo de no recibir a los representantes…”
Me alegro de oírselo decir a alguien porque esta semana he tenido un “auto-raca-raca” en torno a este tema. Me explico , llevo más de 2 años que no recibo visitadores, las razones son varias y largas de explicar, una de ellas es el contacto con MEDFAM donde estoy adquiriendo conocimientos de primera mano sin humos industriales ; otra es que gracias a la escuela de idiomas , a la que llevo yendo desde hace 6 años ,ya me manejo a mis 47 con el inglés más o menos ; ) ….
Voy al grano:
Tenemos ecógrafo en el Centro de Salud y ,hasta ahora, todos los cursos de formación me los ha financiado mi empresa ( SACYL). Estos días ha habido un buen curso de Ecografía en Valladolid al que han ido invitados por el laboratorio que lo organizaba mis compañeras. Yo no he tenido acceso. Ni siquiera la oportunidad de pedir a mi empresa que me lo pagara porque el derecho de admisión estaba reservado.Y me siento mal. Me hubiera apetecido un montón, los ponentes eran de primera línea y el curso de un montón de horas; pero yo no era cliente en ficha por no recibir al vendedor y ,a pesar de que receto medicinas de ese laboratorio, me he quedado con los dientes largos…. y sin curso!
Me siento como un bicho raro. Los tratos con los visitadores están tan imbricados en nuestra práctica clínica que nos tienen cogidos por los cataplines y lo que más me fastidia es que yo sabiendo lo que sé y con el trayecto consciente que estoy llevando para evitar los contactos con los representantes añore esos cursos a los que no tengo acceso ¿ o se me hacen más apetecibles quizá por éso? ¿ o es que he tenido un día malo? ¿ o es que estoy trabajando demasiado? ¿ o es la perimenopausia ?
Vamos, que no me extraña que los compañeros se vendan al capital porque a veces la independencia te deja con cara de gilipollas.
Un saludo y gracias por leer ésto
Pilar del Río. C.S. Huerta del Rey. Valladolid