Visité un piso tutelado en el que vivían una decena de personas aquejadas de parálisis cerebral ± retraso psicomotor.

Esta iniciativa estaba organizada por una fundación, que tiene entre sus objetivos promover la autonomía y la vida digna de estas personas, dentro de las capacidades de cada uno, en un entorno de independencia.

Con la mejor intención en muchos casos, son tratados en sus lugares de origen por sus familias con excesivo paternalismo, con miedo, o poniendo más el acento en la condición de enfermos que en la de personas.

Esta fundación, aprovechando una distancia sentimental con la que no cuenta la familia, se ocupa entre otras cosas de estimular las habilidades de cada uno para intentar que alcancen una vida más plena dentro de sus importantes limitaciones.

No es nada raro este hecho. Yo, cuando estoy en casa de mis padres a veces también me hago el minusválido, para conseguir que aun casi teniendo treinta años, se me sigan consintiendo algunos privilegios domésticos tan cómicos que me da hasta vergüenza contar.

Hablé con los trabajadores, que me parecieron unos grandes profesionales. Ojalá ejerza yo mi oficio con tal asunción de responsabilidades, tanta identificación con la empresa-fundación y tanta entrega a los pacientes como ellos.

Me sorprendió (y ya este hecho delata una anormalidad) que trataran con naturalidad algunos aspectos vitales que irremediablemente tienen lugar en la vida de cualquiera, enfermo o no.

Uno de ellos era el sexo.

 – Les llevamos de putas de vez en cuando – me dijeron.


Una situación parecida reflejaba una peli que vi, de la que no recuerdo el título.

Notaron que me escandalicé un poco y me explicaron:

– ¿Tú has visto lo jodido que resulta encontrar un trabajo a los 55 años? Pues mucho más jodido es encontrar una mujer con la que tener una relación y relaciones a esa edad. ¿Y tú ves lo jodido que es encontrar un trabajo a los 40 años si tienes parálisis cerebral? Pues mucho más jodido es encontrar una mujer con la que tener una relación personal y relaciones sexuales con ella.
Visto así no parecía tan descabellado.
–  Normalmente llamamos a una misma mujer para que venga a hacer los servicios – dijeron-.
¿Es como una puta de cabecera más o menos? – pregunté-.
–  Bueno, es más bien una puta adaptada. Nos cobra 10 euros más que el servicio convencional por las peculiaridades.
Imaginaba que se podría dar la circunstancia, de que ahora con los recortes, visitara más el piso la prostituta que el médico de cabecera. Por otro lado estaba seguro que ella curaba mucho más que nosotros.
En todos los trabajos se podía encontrar una manera de hacer un servicio a la comunidad, y eso me reconfortaba. A la vez imaginaba en qué peculiaridades asentaba ese plus de 10 euros, y eso me desasosegaba.


¡Qué putada es ser paralítico cerebral! -pensé-. No sólo tienen que hacer frente al nuevo copago de las medicinas sino que también tienen que copagar a la puta.

Al final de la visita, agradecí efusivamente todas las atenciones y explicaciones recibidas y me despedí. Ya en el portal, me paré un segundo y me pregunté:

–  ¿Y cómo y quién satisfará los deseos de las mujeres del piso?

El verano, igual que el amor, nadie sabe cuándo empieza, pero todo el mundo sabe cuándo termina.


Por eso, antes de que comience (o termine) el verano (o el amor) debiéramos reparar en un par de asuntos.


Los debates no se ganan en 140 caracteres ni se vive con la inmediatez de un amor de verano.


Para convencer, al igual que para aprobar en septiembre, hacen falta profundas lecturas, análisis y reflexiones.


Las convicciones son cosas mucho más serias que las opiniones.


Lo que diferencia a una persona intelectualmente mediocre de otra que no lo es, es que la primera tiene como mucho, opiniones, y la segunda tiene convicciones y opiniones.


El proceso de alcanzar convicciones es largo, cansado y difícil, pero bonito. Lo difícil es enhebrar la aguja al principio, luego coser es sencillo.


Cuando uno tiene convicciones profundas se le nota. Por ejemplo, en la manera de expresarse en el debate público. Y sobre todo se le nota con los actos.


Dice Stefan Zweig en “Tiempo y Mundo”: “El que cree realmente en las ideas no se deja desorientar por hechos particulares que parezcan refutarlas, pues un pensamiento que se comprende plenamente en su necesidad posee una fuerza irresistible de impulsión”.


Internet es un medio en el que la información que emana de él parece forjar convicciones, cuando en la inmensa mayoría de los casos forja opiniones.


Una de las mejores formas de abrazar convicciones es leyendo libros, sin duda.


Un ejemplo gráfico de la diferencia…


Si un profesional sanitario monta la de San Quintín en la Comunidad de Madrid, va asambleas y manifestaciones, porque le van a bajar el sueldo 200 euros con el tema de las 37.5 horas, cuando nunca ha querido saber nada acerca de ese proceso privatizador de la Sanidad que lleva teniendo lugar desde 2003… aun pareciendo que tiene convicciones, tiene solamente opiniones. Se trata de un levantamiento perfectamente legítimo, pero oportunista. La satisfacción de su demanda significa el cese de su actitud.


Lo peor de una convicción profunda es que cuando la abrazas, te conviertes en su esclavo.


Vivir con convicciones profundas SIEMPRE es caro. Se paga con dinero y también con trabajo, con bienestar, con las relaciones personales y con aislamiento.


Si en algún momento una convicción profunda está saliendo barata o gratis se debe dudar de que se trate de tal.


Abstenerse de tener convicciones profundas los que tengan deudas con cualquier entidad financiera o cargas de cualquier tipo.


Un sistema que genera deudas es un sistema que genera sometimientos.


Nuestro modelo de sociedad, por ejemplo, está diseñado para que sientas la necesidad de vivir de una manera o de adquirir una serie de bienes que te generan deudas (“El consumismo es un sistema piramidal que se mantiene gracias a tener al de abajo sometido, pero contento, esperando su oportunidad de poder ascender un escalón”. Paco Roca), con lo que te la podrán clavar una y otra vez diversas cadenas de mando (laborales, sociales) sin que chistes.


Al hecho de intentar no sucumbir ante los que invisiblemente te intentan infligir la deuda económica y ante los penetradores laborales y sociales es a lo que se conoce como dignidad.


La dignidad y las convicciones profundas guardan relaciones directamente proporcionales.


Convicciones profundas las hay de muchos tipos. Tener convicciones profundas no significa ser de izquierdas. También hay convicciones profundas de derechas.


Me leído un par de libros que ayudan a construir un par de convicciones profundas, que entre sí tienen mucho que ver.  


Uno es “Hay alternativas”. Disponible en la librería por 10 euros o aquí.


Yo creo que alguien que quiera opinar con un mínimo de propiedad sobre la crisis actual, debe leer este imprescindible libro.


Si después de leerlo, alguien sigue pensando que para salir de la crisis no nos queda más remedio que hacer lo que estamos haciendo y que no se puede hacer nada más, que me lo diga que se lo pago.


El otro es “La Refundación de la Atención Primaria”.


Está disponible gratuitamente aquí.


Probablemente no es un libro perfecto.


En primer lugar es doloroso ver eso de Cátedra UPF-SEMG-Grünenthal de Medicina de Familia y Economía de la Salud. (Grünenthal es una empresa farmacéutica). Aunque sea algo ya común en nuestro tiempo, esta perversión de la Universidad es algo a lo que no me acabo de acostumbrar.


En segundo lugar al libro le falta un poco de hilo. Se nota que algunos capítulos, en mi opinión, están un poco metidos con calzador.


Pero es un muy buen libro. Sobre todo para los que estamos comenzando a comprender la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.


El libro cuenta con un par de primeros capítulos acerca de aspectos generales, introductorios y comparativos de la Atención Primaria en relación al Sistema Nacional de Salud muy buenos. Luego un completo análisis con datos, que muestra el descrédito entre los estudiantes de Medicina que eligen, de nuestra especialidad. Un par de capítulos acerca de la prescripción farmacéutica y del gasto farmacéutico. Un interesante texto como caso clínico comentado de Juan Gérvas y Mercedes Pérez. Y para terminar una mirada al futuro de la especialidad, a nuestro oficio y a la innovación, muy bien escrito, por Francisco Hernansanz.


No sé si quedó el libro que se pretendió que quedara, pero resulta un texto que recomiendo con fervor a médicos de familia, sobre todo jóvenes, sobre todo al borde de dejar la especialidad. Es necesario que se socialicen las tristezas de estos médicos, para atraerlos al redil de nuevo, y nuestro oficio pueda tener así recorrido en el futuro.


Algunos pequeños fragmentos dicen así:


“¿Quién quiere una Atención Primaria mejor? Seguramente sabemos quiénes deberían desearla, pero el problema es que la mayoría interesada aún no se ha enterado. Y entre su silencioso desconocimiento solo se escucha la voz de la Atención Primaria y sus descontentos”. Ricard Meneu y Salvador Peiró.


“No es tiempo de lamentos para la Atención Primaria, hay que ocupar espacios. No se trata de criticar a los hospitales; toca desarrollar el propio potencial. También de las sociedades profesionales depende que la magnífica potencialidad del rol de gatekeeper se desarrolle o que se quede en mero San Pedro, el guardián de las puertas del Cielo de la atención fragmentada”. Vicente Ortún.


“Ahora, en época de crisis, cuando más necesaria es la reencarnación de la Atención Primaria, volvemos a defraudar al primer nivel asistencial, al contrario que en otros países, donde la apuesta por el médico general es aún mayor tanto en el ámbito académico (estudiantes de Medicina con un médico de cabecera como tutor durante los años de grado tal y como acontece en Maastricht (Holanda)) como en el de gestión de recursos (80% del presupuesto sanitario en manos de consorcios formados por los médicos de cabecera que contrarían servicios de hospitales y especialistas); a todos se nos viene a la cabeza el Reino Unido”. Francisco Hernansanz Iglesias. 


“La comorbilidad es imperceptible para aquel que fracciona al individuo en la consulta en dependencia de su área de superespecialización y suele tener un mismo final: multitud de tratamientos, todos igual de prioritarios en dependencia de la fracción a donde van dirigidos. El médico general-de familia es que al final puede imponer algo de racionalidad a esta esquizofrenia terapéutica-preventiva. La atención clínica y los ensayos clínicos suelen obviar la presencia de comorbilidad. Lo mismo ocurre con las guías de práctica, que están orientadas la enfermedad, no al individuo”. Francisco Hernansanz Iglesias.


“La ocupación incluye una serie de tareas administrativas sencillas, que podrían realizar otros trabajadores, y esto resta prestigio a los médicos de familia, pues el prestigio de una profesión se fundamenta en la escasez y en la insustituibilidad para realizar funciones cualificadas y socialmente valoradas”.  Beatriz González, Patricia Barber y Vicente Ortún.


“Que el número de prescripciones por habitante haya aumentado un 24% en los últimos 8 años, hasta situarnos como el segundo país del mundo en consumo de recetas sin que haya evidencia alguna de que seamos el segundo país más enfermo o el segundo más rico…” Salvador Peiró, Ricard Meneu, Gabriel Sanfélix-Gimeno y Ferrán Catalá-López.


“La Medicina Familiar y Comunitaria ocupaba en 2004-2005 el puesto 38 de 47 especialidades en la elección de plaza, y ha bajado hasta el puesto 44, sólo por delante de las tres especialidades de escuela (en las que no te pagan un salario, si no que hay que pagar por cursarlas) en la convocatoria 2010-2011. En la convocatoria de 2004 hubo 131 médicos entre los 3000 primeros que eligieron Medicina Familiar y Comunitaria. En 2010-2011 sólo 39”.  Beatriz González, Patricia Barber y Vicente Ortún.


“Al Sistema Nacional de Salud hoy lo valoramos como asistencialmente competente, razonablemente armónico, socialmente cohesionador y en el que – pese a la ausencia de estímulos específicos – ha prosperado la excelencia profesional y el desarrollo tecnológico”. Ricard Meneu y Salvador Peiró.

“Al fin y al cabo, el paro y la exclusión, si se manejan inadecuadamente como en la Rusia de los primeros años noventa, pueden llevar a auténticas catástrofes en el estado de salud de la población. 
El contrapunto lo proporciona Finlandia, que durante los primeros años de la década de los noventa consiguió mejorar el estado de salud de su población, a pesar que su tasa de paro se disparó del 2 al 18%”. 
Vicente Ortún.


“Con autononomía cabe plantearse un cambio radical en los contenidos y organización de los centros de salud: el financiador establece el “qué” y el “cuánto”; corresponde a los centros el decidir el “cómo””. Vicente Ortún.


“Garantizar “la inmortalidad” lleva al estancamiento de personas y organizaciones. La innovación resulta de la necesidad”. Vicente Ortún.


“Es importante fomentar la dedicación parcial y flexibilidad de horarios en una profesión muy feminizada, y la variedad a lo largo de la carrera profesional de los componentes asistencial, docente, gestor e investigador”. Vicente Ortún.


“Si un grupo de medicamentos no se financia públicamente en Suecia no tiene por qué financiarse en España, especialmente si se considera que España presenta el segundo mayor consumo farmacéutico del mundo, medido en dosis diarias definidas. ¡Sólo Estados Unidos gana a España!”  Vicente Ortún.


“La salud no es un derecho, sino una situación que depende básicamente de la herencia genética del individuo y del contexto sociocultural en que se desarrolle y viva. Nadie tiene “derecho” a la salud, como no tiene derecho, por ejemplo, ni a la belleza, ni a la inteligencia, ni al amor, ni a la felicidad, ni a la bondad. El individuo y las poblaciones no tienen derecho a la salud pero sí tienen derecho a la protección, promoción, prevención y atención clínica, que terminan “produciendo” salud. 
En la producción de salud el sistema sanitario tiene un campo específico, muy valioso, pero limitado a determinadas condiciones “sensibles”. De hecho, se produce más salud desde otros campos, como por ejemplo la educación formal, la justa redistribución de la riqueza, la efectiva implantación de la democracia y de la transparencia en el gobierno público, el ejercicio de una profesión/trabajo en condiciones aceptables y el acceso a vivienda digna con agua potable y sistemas de depuración de residuos”. Juan Gérvas.

[… ] “La enfermera inglesa Florence Nigtingale, “La Dama de la Lámpara” verificó cómo las condiciones de vida poco saludables (hacinamiento, falta de ventilación y pésima higiene) eran la principal causa de fallecimientos dentro de la tropa en los hospitales militares durante la guerra de Crimea.

La función de filtro del médico de cabecera, junto con la existencia de la lista de pacientes (cupo), constituyen dos innovaciones ampliamente reconocidas. La primera por mejorar el valor predictivo positivo del trabajo de los especialistas en el segundo nivel asistencial, prevenir la fascinación tecnológica (costes incluidos), la mayor iatrogenia de ausencia de filtro y ayudar a la sostenibilidad y eficiencia del sistema sanitario, y la segunda (la famosa iguala con varios siglos de historia) por ayudar entre otras cosas a revertir la ley de cuidados inversos. Favorecer traslados, cambios de cupo y dispersión de miembros de la familia entre todos los médicos del equipo (por equiparar cargas de trabajo) atenta contra la longitudinalidad, una faceta a preservar como oro en paño en el médico de cabecera”. Francisco Hernansanz Iglesias.  

“Hoy en día la gente conoce el precio de cada cosa, y el valor de nada”. Oscar Wilde. Citado en La Refundación de la Atención Primaria. 




“Las innovaciones terapéuticas en Medicina son como las novelas. Lo más fácil es que una novedad editorial, aunque te la presenten como un grandísimo libro, no llegue a nada dentro de dos, cinco, diez años… y no ocupe ningún lugar en la historia de la literatura”. Yo.
Recuerdo aquellas semanas con nitidez.

Un nuevo orden se imponía. La buena nueva se transmitía de boca en boca entre los profesionales sanitarios.

Para que este tipo de jugadas salgan redondas, a parte de untar bien a los especialistas hospitalarios hay que dar un poco de aceite a los médicos de cabecera, que al final son ellos los que harán las recetas subsiguientes, y no se puede dejar que un médico se vaya a (in)formar por su cuenta, no sea que descubra que y la vayamos a cagar.

“Si les damos unas nociones al principio, malo será que vayan a dedicar un rato más adelante a perder el tiempo en algo como esto”. Los de la Industria Farmacéutica saben que se puede dar el caso de que los médicos no estudiemos mucho, porque ya tenemos bastante con lo que tenemos. Además no somos muy buenos en eso de cuestionar la realidad. Saben que si hemos llegado hasta donde estamos lo hemos hecho a base de muchos sometimientos.

Con los especialistas hospitalarios en general hay menos problemas. Suelen ser bastantes condescendientes con las innovaciones terapéuticas. Si no lo son se les da un poco de aceite también. Lo importante, de todas maneras, es dársela al que manda en el servicio. El hospital es un estamento jerárquico. Si el jefe dice que esto es así, ya puede el residente o el adjunto joven decir que no lo es, que lo acaba siendo por huevos.

Los hospitales no funcionan como los Centros de Salud o la Atención Primaria, que somos una panda de descarriados, cada uno de nuestro padre y de nuestra madre. En este caos aparente, la existencia de disidentes es más probable.


También conviene usar otro par de técnicas.

Una es la unidireccionalidad. Es decir, cuando vamos a hacer un lavado de celebro sobre un fármaco, uno habla y se sube en una tarima (que es flotante y no sólida, aunque eso no se vea) y los demás callan y escuchan. El turno de ruegos y preguntas ocupa 10 minutos, la charla 50. El turno de ruegos y preguntas es para eso, para un ruego o para una pregunta, pero para nada más. No es para realizar una reflexión o para presentar una discrepancia o para denunciar un abuso. Si lo haces te dirán que eso está fuera de tono, que no tienes educación, que no es el sitio ni el lugar (¿y cuál lo es?).

Otra es la cronología oportunista. El momento en el que se hace la campaña es clave en este tipo de negocios. Es muy importante hacerla bien al principio cuando el auditorio no conoce nada del fármaco, no ha podido digerir ningún estudio, ni siquiera leérselo, ni siquiera tener conocimiento de su existencia; cuando el fármaco no se ha puesto en el mercado y no se han notificado los primeros efectos secundarios, cuando ningún Boletín Farmacoterapéutico se ha pronunciado aún.

Así no hay debate posible, ni ruego ni pregunta.

Otra técnica a reseñar es la amnesia. Las derrotas se convierten en victorias si el auditorio es amnésico. Si después de que fracasara la única experiencia de gestión privada sanitaria en España (ya conocíamos del Reino Unido que son un fracaso) en Valencia (Alzira), donde se tuvo que socorrer con dinero público, no se dice nada, pues se extienden estas prácticas a la Atención Primaria en la misma Comunidad Autónoma y se implantan en la Comunidad de Madrid y en Castilla La Mancha, como si tal cosa. O si después de que Francia retirara de la financiación la Dronedarona no se les hace ver públicamente a los que tan gallitos se ponían defendiendo las bondades del fármaco, que no tenían razón, poco valor tiene la discusión primera.

Recuerdo aquellas semanas con nitidez.

Un nuevo orden se imponía. La buena nueva se trasmitía de boca en boca entre los profesionales sanitarios.

Había que redefinir urgentemente los criterios de derivación de la HBP (Hipertrofia Benigna Prostática).

Cursos de ecografía uroilógica de una semana o ¡un día! proliferaban para que los médicos de familia aprendieran a dominar una técnica que se tarda meses o años en dominar y que nunca iban a usar. Los que lanzan las campañas de marketing saben que en buena parte de los corazones de los médicos de familia late un especialista hospitalario en ciernes.

Jugar a ser radiólogo por un día es una progresión de jugar a los médicos. Es la versión para adultos.

Quedó claro quién es el que marcaba la agenda y la hoja de ruta en el Sistema Nacional de Salud.

Expertos urólogos se apresuraban por explicar las bondades de un nuevo fármaco, Duodart, que no era nuevo, sino una asociación de dos ya existentes, pero más cara.

Después de estos eventos, se movía el bigote apresuradamente, mientras el aceitillo (ése es uno de los tipos de aceites de los que hablaba antes) del salmón ahumado caía desde la comisura. Es la norma que después de este tipo de publicidad engañosa camuflada de sesión clínica para los médicos, se invite a la clientela a un buen ágape que lime las imperfecciones del discurso.

El otro tipo de aceite es el que aplican para clavársela a las arcas del Sistema Público de Salud.

La redefinición de criterios de derivación de la HBP se hacía con este objeto, para introducir este párrafo que pasa desapercibido en el interior de las 50 páginas.

“Es un hecho destacable que en el estudio CombAT la terapia combinada con dutasterida y tamsulosina presentó una mejoría significativamente mayor de los síntomas que cualquiera de las monoterapias (ya sea con tamsulosina o con dutasterida) desde el 9º mes de tratamiento. Lo mismo ocurrió con respecto al flujo urinario máximo. Esta evidencia nos ha llevado a proponer en el algoritmo del tratamiento médico de HPB, la combinación con dutasterida y tamsulosina como elección en pacientes con IPSS moderado (8-20), volumen prostático grande al tacto rectal y PSA > 1,5 ng/ml. Los efectos secundarios más frecuentes que pueden aparecer con los inhibidores de la 5α-reductasa son principalmente de la esfera sexual y debidos al bloqueo hormonal que realizan: disfunción eréctil (5-7%), disminución de la libido (3%), reducción del volumen eyaculatorio o trastornos en la eyaculación (1,5-2%) y ginecomastia (1,3-3%).”

El folleto está firmado por SEMFYC, SEMERGEN, SEMG, uséase, las sociedades científicas más importantes de la especialidad.

En la contraportada, desconozco si para ocupar un lugar privilegiado o esconderse, dice: Patrocinado por GSK (GlaxoSmithKline).

¿Quién comercializa Duodart? GSK… ¡Coño, qué casualidad!

El Boletín Farmacoterapéutico navarro (un grupo que escribe unas hojas parroquiales muy rigurosas, que casi es palabradediostealabamosseñor) apunta, de más a menos:

CALIFICACIÓN: No supone avance terapéutico.

FRASE RESUMEN: La asociación dutasterida/tamsulosina presenta una eficacia similar a dutasterida sola y más efectos secundarios.

CONCLUSIONES:

1. La asociación está indicada en el tratamiento de los síntomas de moderados a graves de la HBP y para la reducción del riesgo de retención aguda de orina y cirugía en estos pacientes.

2. En el único estudio publicado, la asociación no ha conseguido demostrar su superioridad frente a dutasterida en monoterapia en la reducción de riesgo de retención urinaria aguda o necesidad de cirugía.

3. Las reacciones adversas fueron más frecuentes en el grupo tratado con la asociación que en los de monoterapia. La incidencia de insuficiencia cardiaca fue mayor en los pacientes tratados con tamsulosina sola o combinada y las alteraciones en la eyaculación y la disfunción eréctil fueron mayores entre los pacientes que recibieron dutasterida sola o combinada.

4. La FDA ha emitido una alerta en la que advierte que los inhibidores 5-alfa-reductasa pueden aumentar el riesgo de cáncer de próstata de alto grado.

El coste de la asociación es mayor que asociar fármacos de la misma eficacia que los presentes en Duodart, por separado.

No necesita visado de inspección.

Por lo tanto, se presenta al nuevo fármaco como un gran logro y resulta que no sólo es que no lo sea, sino que las características del fármaco no le dejan lugar prácticamente en la práctica clinica.

Pero resulta que en estas semanas, cuando escribo para presentar la derrota y el fracaso de Duodart como un ejemplo que los médicos no debemos olvidar, conozco que los urólogos lo siguen prescribiendo con fruición.

Lo que es una victoria no es más que otra derrota, de esta manera.

Lo cual supone una derrota doblemente dolorosa y humillante.
Estaba en un cibercafé remoto, en la remota India, en la remota ciudad de Jodhpur.

El wifi del hostel no funcionaba (lo que siempre pasaba en ese país) y me mandaron a un centro cultural cercano que había subiendo la calle.
Entré y estaba una profesora dando clases de baile a las pupilas, en la sala de ordenadores.
Me senté y sembré el revuelo entre las niñas, por ser extranjero.
Me miraban con el inocente indisimulo con el que miran los indios, y comencé a hablar con ellas.
Me dijeron que estaban aprendiendo a bailar. Les dije si sabían alguna bailar alguna canción en castellano (estaba pensando en Macarena o Aserejé o algo así) y empezaron a contonear las caderas inapropiadamente para ser menores de edad, mientras cantaban: loca, loca, loca… como Shakira.
En esto entró un chico, habló con la dueña en un perfecto inglés y se sentó en el ordenador de al lado.
Nos miraba con cara amigable y aunque me despistaba el hecho de que hablara inglés correctamente, me parecía que tenía cara de hispanohablante.
Las caras y las lenguas guardan algunas relaciones proporcionales. Por ejemplo, si tú tienes cara de español no puedes hablar inglés bien así como así, se te tiene que poner antes un poco cara de inglés para que puedas hacerlo. Igual pasa con los guiris que vienen a España. Esto a veces está motivado por elementos formales y carentes de todo misterio sobrehumano. Un inglés, si quiere hablar andaluz, se pondrá moreno en lo que vive en Andalucía y cuando sepa, no parecerá ya inglés con ese color de piel.
Los idiomas, asimismo, definen algunos rasgos en la anatomía de los que los hablan. Por ejemplo, para hablar lunfardo (argentino) es preciso tener los labios de una manera singular, el superior describiendo una curvatura imperceptiblemente mayor que el inferior.
Para hablar inglés y pronunciar algunos sonidos hay que tener un paladar, una lengua y unos dientes colocados en posiciones especiales. Si no, es imposible pronunciar bien two, o definitely o emitir bien las diferencias entre dessert o desert.
Para hablar bien catalán siendo joven, por ejemplo, hay que llevar gafas de pasta.
Tan evidente me resultaba esta hipótesis que yo sabía que aquel tipo podía ser castellanoparlante, aunque me contradecía el high level.
Le pregunté y efectivamente lo era. Era argentino.
Me contó que llevaba 12 años trabajando y viviendo en Irlanda.
Comenzamos a hablar interrumpidamente mientras no dejábamos de mirar nuestros ordenadores, con las preguntas típicas de los mochileros. Cuánto tiempo llevas en la India, dónde has estado, adónde vas a ir, cuánto tiempo estarás en total… Describes los sitios en los que has estado, le preguntas sobre sitios donde ha estado él a los que quieres ir tú… La mejor guía de viajes siempre está en estas conversaciones.
Luego, si hay tiempo y ganas, se pasa a un segundo nivel, el personal. Que por qué India, dónde vives, en qué trabajas… y todo eso.
Es bastante fácil cuando viajas conocer a gente con la que poder mantener conversaciones livianas de este tipo. He conocido a grandes personajes de esta manera. Son minividas. Vidas que pasan delante de ti en 5 minutos, en la parada del bus, esperando en una cola, en un viaje en tren. A veces me da la impresión de que esas vidas tienen mucho más contenido que la vida de gente que he podido conocer durante, no 5 minutos, sino 5 años. Quizá sea porque esas vidas no te sobresaltan por lo que conoces de ellas, sino por lo que desconoces. Y no las aprecias por lo que sabes, sino por lo que no sabes.
Me recuerdan esos encuentros a esos pacientes a los que ves una vez, 5 minutos, en una consulta de un Centro de Salud haciendo una sustitución, en una guardia en urgencias, que no los vuelves a ver y que sin embargo no olvidas en toda tu carrera profesional.
Era bastante simpático y agradable aquel argentino. Es, por otro lado, difícil encontrar a un argentino que no lo sea en el cuerpo a cuerpo.
Me contó que estaba con una diarrea impresionante, que iba a modificar la ruta que tenía prevista por ese motivo.
Le pregunté un poco y le dije si no había tomado algo y me dijo que sí.
Fue hablando más y yo le fui haciendo algunas preguntas. Joder, yo soy médico y qué menos que poder ayudar a alguien con problemas de salud incapacitantes a tantos kilómetros de casa.
Me dijo que ese día, por ejemplo, había ido 17 veces al baño.
Luego me confesó que se había tenido que venir desde su penúltimo destino alquilando un coche particular y un chófer, habiendo pagado 70 euros (eso es mucho en India) para evitar el transporte público, dada su incontinencia.
Yo me alarmé y comencé a profundizar en la anamnesis. El proceso venía de largo, 3 semanas. Debía ser serio el tema, pues había ido a un médico primero de su aseguradora, luego a otro indio, que le había puesto un antibiótico, que luego le había cambiado por otro, cuando vio el cultivo.
Pensé que aquel chico necesitaba mi ayuda. Que le había venido dios a ver al encontrarse conmigo.
(Curiosamente tres días antes estaba en un locutorio y oí hablar a otro argentino por teléfono, contándole al médico de la aseguradora un proceso de fiebre, tos y dolor costal que había tratado erráticamente con amoxicilina-clavulánico, al que ofrecí mi ayuda. Estuve historiándole mal que bien, en medio de una calle atestada de vacas y rickshaws, y le propuse tomar una semana de levofloxacino. Quedó muy agradecido el señor. Fuimos a una farmacia a comprarlo y me identifiqué como médico para ver si me daban los fármacos. El farmacéutico desoyó todos mis esfuerzos formales y me dijo: ¿Cuántas quieres? Y le dije: 7. Sacó un blister, me cortó 7 pastillas con las tijeras y me cobró algo más de un euro al cambio).
Yo veía que era un proceso lleno de inconsistencias (nunca mejor dicho) para una diarrea. No me quedó más remedio que justificar mi insistencia diciendo que era médico.
No le pregunté si quería que yo le ayudara o si quería que le preguntara para ayudarle, en el contexto de esa conversación informal. Me parecía petulante.
Después de un rato el chico me dijo que era VIH.
Moraleja.
Esa persona, que no conocía de nada, no quería decirme que era VIH, y mi insistencia bienintencionada lo motivó.
Cuando queremos ayudar a alguien nunca consideramos si el otro quiere que le ayudemos.
Saber si el otro quiere que le ayudes o no, sin que se dé la ocasión de preguntar directamente, es difícil.
A veces da vergüenza preguntar si alguien necesita ayuda médica en estos casos, porque parece que se está fuera de sitio haciéndolo.
Ante esta duda, no sé por qué, siempre pensamos que es mejor ayudar que preguntarle, aunque ayudar sin que él quiera ser ayudado también esté fuera de sitio.
Sucedieron los hechos de aquesta manera.

Un día en un escaparate de Salamanca veo este cartel:
“Cómo curarse de las enfermedades “incurables”. Se analizarán varias enfermedades incurables y la validez empíricas de su curación sin medicinas”.
Luego un currículum más o menos adulterado del ponente, Ram Aditya, y debajo de la convocatoria, otra más para acudir a un taller al módico precio de 35 euros.
“Dirigido a personas con enfermedades y dolencias y también a las que están interesadas en mejorar su salud y en vivir sin medicinas y preocupaciones”.
– Joder – pensé -. Sí que se ha vuelto importante esta ciudad que es Salamanca, que va a venir un tío aquí a contarnos cómo curar enfermedades incurables. Eso es una primicia mundial.
Si hubiera tenido el poder de, hubiera convocado yo mismo a la prensa. Nadie se debería perder este acto en el que una persona iba a desvelar cómo se cura la Esclerosis Múltiple, el cáncer, Alzheimer, Parkinson, etc… Cosas muy chungas. Pero que muy chungas.
Sí que me llamaba la atención que un acto como éste fuera a tener lugar en un lugar público y nada más y nada menos que organizado por la Junta de Castilla y León, y en la Biblioteca Pública de la Casa de las Conchas, una delicia de sitio, en la que por cierto está muy bien nutrida la sección de medicinas alternativas, homeopatía y tal, en comparación con la de Medicina. Pero bueno, eso es como ser de derechas y quejarse de que hay muchos libros de pensamiento de izquierda o viceversa. No me gusta eso.
También organizaba el acto la Asociación Albohada, Espacio Creativo de Desarrollo Personal.
La asociación aloja la consulta del ponente: a 65 euros la primera (2-3 horas) y 45 euros las siguientes (1 hora). Vamos, que cobra más que el dentista. Y que yo, joder, que por ser médico residente (11 años de estudio) y trabajar por ejemplo, la noche del sábado al domingo, cobraba a 12 euros la hora.
También ofrece la asociación un taller de constelaciones familiares. Claro, todos conocemos hoy en día el maravilloso acto de constelar. Los precios son los siguientes: 20 euros por participar y 60 por constelar. Debe ser como el parque de atracciones, que hay una entrada sólo para entrar y mirar y otra para subir en las atracciones, o como en los putis, que hay un precio para tomar una copa y tocar un poco y otro para subir.
 Estos son los precios por bonos.
Hace un par de semanas, justo, conozco este blog y me doy cuenta que ha dedicado un post al evento en Salamanca.
Twitteo el post a los medios de comunicación locales y escribo a la Concejala de Salud Pública del Ayuntamiento, Dra. Fresnadillo, que fue profesora mía en la facultad; no, le insisto, para que se prohíba el acto, sino para que vayamos los profesionales sanitarios a cantarle las 40 al ponente, delante de los pacientes.
Cuando llego a la Biblioteca de la Casa de las Conchas un cartel anuncia que el acto en la Biblioteca no va a tener lugar y que lo hará media hora más tarde en un local de la “Escuela de Espalda”.
No pienso de ninguna de las maneras que esta mudanza se deba a la difusión y queja que realicé.
Voy para allá y me sorprendo por la gran asistencia. Habían en la bancada y sentadas por el suelo unas 60 personas más o menos. Mayormente mujeres. Medianas edades, entre los 45 y 60. Algunas parejas también. También gente joven. Mayoritariamente españoles.
Reflexiono sobre el día de la semana y la hora, un viernes a las 20.00 horas. No es una cita cómoda para la gente. La gente está el viernes por la tarde a otras cosas. Sólo vamos a ese sitio a esa hora gente rara como yo. No se da cuenta esta gente, que para los que se rebelan contra las injusticias no existen los viernes, ni los sábados ni los domingos. Su fin de semana se llama muerte.
Comienza a hablar el ponente, y lo primero es que el gachó no habla castellano adecuadamente y le tiene que ir traduciendo cada frase una chica al lado, lo que hace la sesión interminable. Se disculpa por el cambio de sitio y se deshace en quejas porque le han avisado solamente con 4 horas de antelación. No dice el por qué de la anulación de la charla en la biblio.
Luego dice que cambia el tema de la charla también, sin alegar el motivo, aunque no me enteré exactamente de a qué tema cambió ya que tocó básicamente lo mismo que había anunciado.
Vamos a hacer un paréntesis para repasar las técnicas de marketing que utiliza la Industria Farmacéutica para manipular a la clase médica y a la sociedad con sus productos:
1. ¡Qué viene el lobo!: exageración de la frecuencia de la enfermedad, de la prevalencia (estadística) de la enfermedad en cuestión. Al que no sabe bien de medicina y salud (la mayoría de los pacientes, porque no tienen obligación), con la estadística se les engaña bien. Todo les parece mucho.
Empezó el ponente con el punto 1. “Antes no había enfermedades y ahora esto es la plaga. Muere la gente de cáncer antes de los 25 años y todo”.
2. La población que puede congregar el proceso medicalizador debe ser amplia: no vale coger a los afectados por no sé qué enfermedad rara y poco frecuente. Hay que coger, por ejemplo, las menopáusicas, que es un grupo de gran magnitud.

El punto 2 lo trabajan en el cartel anunciador del evento: “Dirigido a personas con enfermedades y dolencias y también a las que están interesadas en mejorar su salud y en vivir sin medicinas y preocupaciones”. Dicen: – Joder, que vengan los enfermos, pero si estáis sanos también veniros no sea que algún día estéis enfermos. Y si además os creéis sanos ya os demostraré yo que estáis enfermos.
3. Promover la preocupación en las personas sanas de contraer la enfermedad.
¿Quién no tiene alguna queja de su salud? ¿Quién no está preocupado acerca de contraer alguna enfermedad?
4. Ampliar las indicaciones de los fármacos para que más pacientes puedan ser “beneficiarios” de los mismos.
5. Promover tratamientos agresivos con fármacos para dar respuesta a síntomas leves o moderados.
6. Promocionar efusivamente los efectos beneficiosos de los fármacos, minimizar los efectos secundarios y los riesgos y aumentar el tiempo de utilización de uso de los mismos.
7. Presentar a los fármacos como única solución u obviar los demás tratamientos de la enfermedad si éstos no son farmacológicos.
Esto también lo hacen. No le dicen al paciente con Parkinson: – Bueno, sigue con la Dopa, majo, y cómete unos rábanos crudos con espinacas. No, no. Con dos cojones pide abandonar el tratamiento y darle sólo a las hortalizas crudas.
 A esta gente le repele también mucho la Industria y los medicamentos, pero se saben y utilizan sus técnicas que da gusto.
Luego el tío se enredó en una clase del desarrollo mandibular del animal y el humano para justificar unas teorías acerca de si hay que comer la carne cruda, hervida o frita. Bueno, nada importante.
Al lío.
Pueden tener (no me gusta un pelo meter a la gente en los mismos sacos, pero éste hombre defiende las mismitas ideas de todos los magufos) alguna razón acerca de la importancia de la dieta en la salud, aunque la cantidad de teorías acerca de esto me hacen enloquecer. No me creo ni una.
Lo que me parece más grave es el planteamiento que hacen sobre algunas enfermedades:
1. Dijo el hombre que la enfermedad de Crohn no existía, que era sólo un síntoma. Puso en duda el tratamiento quirúrgico de la misma a favor de sus teorías dietéticas. A pocos pacientes de Crohn había visto él en su vida.
2. Dijo que la osteoporosis no se debía a una falta de calcio, sino a un exceso de proteínas.
3. Publicitó unidades de tratamiento que habían logrado curar a pacientes oncológicos terminales con recomendaciones dietéticas.
4. Preguntó una señora acerca de la posibilidad de curar así la enfermedad de Alzheimer y dijo que sí, que cómo no.
5. Habló de la Esclerosis Múltiple y dijo que en los últimos estadios no habían sido capaces de tener resultados exitosos, pero sí en el curso de la enfermedad. Nos ha jodido, como que es una enfermedad que cursa en brotes.
6. Una mujer le dijo que tenía un Hashimoto y un Bocio Multinodular y el gachó escapó rápidamente a decir que había curando tumores de mama con sus terapias. Se le vió el plumero que no sabía lo que era el Hashimoto.
7. También parecido con el Parkinson.
No ofreció por supuesto ni un estudio científico. Decía que no se puede extrapolar de un estudio a los pacientes particulares.
Claro, por eso es mejor extrapolar del caso de tu madre a todos los pacientes.
Los magufillos (incluso gente abierta, que está dispuesta a debatir tranquilamente) es que no entienden lo del método científico. Que la ciencia se sustenta en estudios científicos. No en casos particulares. Pues nada, erre que erre.
Debatir… sí. Pero con estudios científicos y ensayos clínicos en la mano. Lo demás es palabrería.
En este caso, yo me había hasta repasado el capítulo del Martín Zurro de estadística y ensayos clínicos , porque decía este tío que sabía mucho de investigación y de estadística. Pero nada de nada. Ni un argumento científico, ni una estadística, ni una referencia bibliográfica. Mucha boca pero nada de contenido científico.
Le dije: – Joder, si tan seguro estás de tus teorías escribe a las revistas científicas, que lo mismo te haces de oro.
Esto es lo que escribe en una de sus páginas, reclamo para atraerse clientes para una cena espectáculo:
“¿Estás cansado/a de estar enfermo/a y fatigado/a? ¿La medicina oficial considera tu situación como incurable? ¿Te dicen que tienes que vivir con tu enfermedad o tomando medicación el resto de tu vida? ¿Usted o uno de sus seres queridos padece dolores crónicos, osteoporosis, migraña, fibromialgia, cáncer, enfermedades del corazón, diabetes, obesidad, esclerosis multiple, fatiga general, artritis, Parkinson, Alzheimer, psoriasis u otra enfermedad?

Dr. Ram Aditya, Ph.D., CCHT, naturólogo, investigador y educador especialista en salud natural estadounidense explica cómo pudieras curarte a ti mismo/a, sin medicinas o terapias alternativas, de una dieta y de una manera natural y antigua pero que los humanos han olvidado.

Siguendo este estilo de vida también se recuperarán a menudo de otras dolencias que pudieran tener”.
El fondo del asunto es que tiene y debe de llegar un día en el que la gente tenga que dejar de decir lo que le sale de las pelotas acerca de la salud por ganar dinero. Tendrán que dejar de emitir estas sentencias falsas que son incapaces de demostrarse científicamente.
Eso es aprovecharse del sufrimiento y de la desesperación de los pacientes, y de la incultura de la gente. No hay derecho a eso. Tiene el Estado, en este caso el Ministerio de Sanidad, que legislar para que no pueda decir este tipo esto, sin ninguna prueba de su validez, ante un auditorio que no está preparado científicamente para discernir; para que no puedan decir los profesionales a las mujeres sanas que hay que hacerse una citología todos los años, para que no puedan anunciar que un producto aumenta la libido y el deseo sexual, que facilita la recuperación del deseo en hombres y mujeres y que favorece el incremento de la potencia sexual. Ingrediente: ginseng.
No se puede continuar en este vergel. La información que se da a la población concerniente a la salud tiene algunas peculiaridades que hace que el que hable tenga que encuadrarse dentro de un cierto espectro. Se aceptan ciertas desviaciones (típicas) y ciertos intervalos (de confianza), pero nada más.
Señalemos ahora algunos aspectos que merecen reflexión:
La homeopatía, medicinas alternativas, teorías estrafalarias…se centran siempre en el sano, en el joven… cuando hay un problema gordo de verdad desaparecen. Salvo algunos kamikazes que como este tipo se atreve a meterse con enfermedades gordas y serias, pero que no consigue otra cosa que debilitar con esta afrenta su posición. Si se quedara en la dieta y las enfermedades cardiovasculares tendría mucho más crédito.
Logran engañar bien en entidades de curso variable, intermitentes, estados reversibles, como la hipertensión, el asma, la epigastralgia, etc… Cosas menores, vaya.
Por eso siempre se centran en el síntoma, que no discuto yo que una sustancia natural (no sintetizada químicamente, me refiero) no pueda disminuir una cefalea, ni aliviar un estreñimiento, etc… pero no tratar una enfermedad. Y si es capaz de ello, cojonudo, que hagan un ensayo clínico con luz y taquígrafos y listo. Y si ya está hecho que lo enseñen. Pero ese ensayo nunca aparece.
Detrás de la promoción de estas terapias siempre se esconde el ánimo de lucro de algún aprovechao.
Debemos analizar profundamente los sanitarios el por qué esta gente es capaz de enganchar a los pacientes:
1. La mayor parte de gente son rebotados de la medicina tradicional. Probablemente busquen ese calor porque no han sido tratados con la debida atención en el sistema sanitario. No se les ha prestado la atención que requerían o que ellos pensaban que requerían.
2. Todos los médicos sabemos también que hay gente muy cargante, que es imposible con ella y que se te acaba escapando de la consulta porque te demanda mucho más de lo que tú le puedes dar. Es una carencia afectiva, psicológica, empática… no médica ni científica.
3. Hay gente que no es capaz de asumir las limitaciones de la medicina y de la salud, que existen. No saben que esas limitaciones no se resuelven en el otro lado. Pueden encontrar un poco de compañía y atención, pero nada más.
4. Debemos hacer un esfuerzo los médicos para que los pacientes no se nos pasen al lado oscuro a constelar. Creo que todos lo hacemos, pero por alguna razón algunos pacientes no lo perciben como tal.
5. Hay mucha gente sola, infeliz.
6. Hay también gente alternativa que tiene porque le gusta, una forma diferente de vivir… los yoguis, los amantes de la naturaleza que no se depilan ni se vacunan, los outsider, de la que en muchos aspectos tenemos que aprender los que vivimos una vida más convencional, pero que cuando se trata de Medicina, se ponen como cabras locas, y tienen unas teorías que dan miedo. Desconozco el por qué. Creo que hay un margen y algunos temas por los que los podíamos intentar reconducir, como por ejemplo, en los aspectos concernientes a la desconfianza de la Industria Farmacéutica, o la racionalidad y la proporción terapéutica. Yo no lo voy a hacer, que ya me acuesto todos los días muy tarde con todo lo que tengo.
7. La medicina tradicional tiene carencias, bastantes. Pero eso no convierte en válidas ni ciertas sus teorías.
8. La gente que sostiene estas teorías se piensa que los profesionales sanitarios (es una idea que les han metido en la cabeza estos maestros reikis) nos pensamos que la medicina es un todopoderoso, que somos invencibles, que lo sabemos y curamos todo. No saben que no hay nadie que sepa más de las deficiencias del sistema sanitario, de las carencias de la medicina, de las lagunas de la ciencia, que los profesionales sanitarios. Eso, por segunda vez, no les convierte a ellos en soluciones a esas deficiencias.
Se creen por ejemplo, que nos avergonzamos o que queremos ocultar que hoy por hoy poco se sabe acerca de las causas del cáncer de mama. Pero ese argumento es usado por ellos para demostrar que el tratamiento con hierbitas que proponen ellos es el adecuado. Se trata de un razonamiento infantil y un argumentario absurdo, diseñado para gente con poco criterio. A esa gente es a la que hay que defender.
Allí fui, a joderme una tarde de viernes, porque creo que alguien debía proteger a los pacientes. No dejo de pensar en la señora (50 años) que hizo la pregunta al ponente acerca de si sus prácticas eran capaces de hacer algo para curar el Alzheimer y a la que le contestó que sí. No hago más que imaginarla en casa, en la penumbra, al cuidado de su madre, ponle que 75 años, un estadio avanzado, una pensión no muy avanzada, pensando en llevarla al charlatán que le dio una oportunidad, a 45 euros la sesión.
Es que no hay derecho a esto.
Intervine al final. Para empezar reproché no haber comunicado la razón de la anulación de la charla en la Biblioteca Pública, después reproché al ponente no haber revelado sus conflictos de intereses, algo que se debe comenzar haciendo en cualquier encuentro en el que se hable de salud. La gente ya se empezó a impacientar y a reclamarme terminar con el turno de palabra, a pesar que había dicho sólo dos frases, pero que debían ser traducidas con su contestación posterior.
Un señor me pidió que me identificara. Sólo lo hizo conmigo, que fui el único discrepante.
Una de las personas que estaba grabando la charla, y que era de la asociación, se acercó a reprocharme que estaba intentando boicotear el acto.
Luego ya me metí con el método científico y fui blanco de la ira de un tropel de pacientes contándome todos los casos en los que la Medicina convencional no había sido capaz de resolver su problema.
Se me alteraron hasta las de la acupuntura y la quiropraxia, que mira que son pacíficas.
Un par de señoras se me acercaron a decirme que estaban de acuerdo conmigo en algunas cosas que había dicho. Le dije a una: – Señora, lo de esta tarde es preocupante. Le digo yo que se organiza una charla para ayudar a los enfermos de cáncer y no viene ni un cuarto de la gente que hoy está aquí.
Al final del turno de preguntas, cuando decía el iluminado que había curado Esclerosis Múltiples, cáncer de mama, Alzheimer… con sus técnicas dietéticas sin medicamentos, no me pude callar y denuncié de nuevo la falsedad de las afirmaciones.
Otra persona me dijo que cuántos años tenía, que muy joven era yo para ser médico.
La persona perteneciente a la asociación me dijo que si no me gustaba la charla, que me fuera.
Me sentí igual que aquel día en mi Centro de Salud.
Lo único que en este caso no iba a tener que cargar con las represalias. Qué alivio!! De aquellas de la osteoporosis, recuerdo, subió la representante farmacéutica a hablar con mi tutora, a escondidas, un día que yo no estaba.
Me fui para casa un poco cabizbajo. La gente que intenta manipular con ideas falsas por lucrarse (llámese Industria Farmacéutica, llámense magufos) siempre te hacen sentir mal por tu actitud discrepante; siempre apelan a la formas, a la educación, cuando lo que no pueden soportar es el fondo. No pueden con que les hayan jodido el final feliz que esperaban para su lavado de celebros.
La posibilidad de introducir la discrepancia en una charla de éstas es muy jodido, ya que el flujo es unidireccional. Él en el pedestal, los demás abajo. Él todo el tiempo del mundo, los demás nada. Sobre todo se hace difícil cuando van 60 contra 1. Una señora dijo: – Lo que debíais hacer es un debate y confrontar vuestras ideas. Ya se lo dije: – No creo que le interese al ponente. Tiene mucho que perder.
No son democráticas este tipo de reuniones, en el que el experto habla y la masa calla y escucha.
Marché para casa, ya digo, pensando que no había valido tanto esfuerzo para nada. Después me puse a escribir este post. Y entre la documentación para el mismo me dió por fijarme en quién había escrito ese post en ese blog de La lista de la vergüenza. Era un tal Fernando Frías.
Repasé los trabajos de este hombre en Internet, que tenía divididos en varios frentes. Y me dí cuenta de que para él no creo que fuera fácil, ni cómodo, ni le robara poco tiempo escribir y documentar esos trabajos que escribe, que son muy buenos.
He descubierto, sin duda alguna, un nuevo referente.
Así es cómo avanza la sociedad, con las cosas que hace la gente al salir del trabajo.
Y ya en la cama, antes de dormir, agarré un folio que había impreso el día anterior de Internet, y en el que había subrayado una frase.
Era el Juramento Hipocrático y decía la frase: “Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror”.

La obsesión de mi madre durante los años de la residencia fue que llevara la bata limpia y planchada.

Cursé esos cuatro años en una ciudad distinta de donde mis padres vivían, y todos los días que hablábamos por teléfono me recordaba que el próximo día que fuera a casa no se me olvidara llevarla en la maleta para que me la lavara y planchara.

Los primeros días después de una visita a casa de mis padres me sentía como se debe sentir un paciente recién transfundido o un portador de marcapasos con la batería recién cargada.

Uno, por cierto, pasa a la vida adulta cuando deja de reconocer como su casa la casa de sus padres para empezar a reconocer una nueva vivienda como propia.

Para la gente, volver a casa de los padres a vivir bajo su ala después de haber volado solo es un fracaso. No les gusta un pelo la parábola del hijo pródigo.

Yo no sé qué es lo que tiene la vida de los adult(er)os que a todo el mundo le gusta tanto.

A mí lo que me parece es que no hay consuelo más grande para un alma provinciana ante los inconvenientes de la capital, que pensar en su cama y su habitación de la casa de sus ancianos padres de la provincia.

Algunas veces, inmerso en el trajín de la vida adulta, me miraba los puños de la bata y al verlos comprendía que llevaba demasiado tiempo sin ir a casa.

A veces me la olvidaba en Madrid, (mi madre se enfadaba muchísimo) y cuando regresaba el siguiente lunes al trabajo con la bata sucia, me sentía como el diabético que resiste en ir a una cita y cuando va ya, tiene la hemoglobina glicosilada por las nubes.

De todas las maneras, como me traía la bata en la maleta siempre me la tenía que poner arrugada.

Yo lo de planchar lo veo como una cosa innecesaria de las sociedades industrializadas y occidentales.

Lo de que una madre no esté en el mundo debe ser como tener que lavarte y plancharte tú la bata todas las semanas. O ir con ella sucia por los pasillos del hospital, sin remedio. O como pensar en la cama de tu casa, en medio de todas las inconveniencias de la ciudad, con tus ancianos padres esperándote a la lumbre, y no encontrar aposento.

O como tener que hacerte a vivir con un riñón nuevo, que no conoces de nada.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de vientre.

Amén.
Por razones que no vienen al caso acudí a una comida benéfica de la Asociación de enfermos de.

Primer plato: Canelones de espinacas gratinados.

Al principio la atención se me iba inexorablemente a intentar adivinar quién era el enfermo de cada matrimonio, de cada familia. Era una acción deplorable, pero que no podía evitar, por mucho que lo intentara. Lo llevaba al menos en secreto. La profesión iba por dentro.

El juego del adivina adivinanza no se prolongó más allá de la hora de comenzar a comer. El acto de la ingesta parece que no, pero es un acto muy complejo que pone de manifiesto todas las minusvalías.

Nos sentamos según instrucciones. Todas las mesas tenían algo en común, menos una. En todas se sentaban enfermos, familiares, trabajadores y toda suerte de colaboradores. En una no. Era la de las autoridades.
Fue una pena, porque se desaprovechó la oportunidad de que el político de turno pudiera observar cómo cae la babilla sin remedio o cómo alguien debía dar de comer al enfermo, imagen que quizá decantara la balanza de la subvención a favor de la asociación de enfermos de en detrimento de la asociación taurina o de la cofradía de Semana Santa.
Ante la infrapresupuestación, el abandono, el olvido, y la dependencia, es extremadamente fácil para la Industria Farmacéutica convertir a este tipo de asociaciones en lobbies de sus causas, asi que hay que andarse con ojo.

Las mesas eran amplias, y por un par de horas familias que no se conocían de nada compartieron tiempo y espacio. Los que sí que se conocían eran los pacientes. Así pues, las familias no se conocían de nada, pero en el fondo se conocían de toda la vida.
Me recordaba aquella situación a las reuniones de padres en el colegio, en las que los padres establecen vínculos de la mano de sus hijos, aunque éstos tengan 4 años. Por un día son los niños los que tienen alguna suerte de autoridad sobre una situación. También, salvando las distancias sucede ésto con los dueños de los perros, que establecen relaciones a través de sus canes, que se olisquean entre ellos en el parque como se olisquean sus dueños, para ver si hay algo que rascar.

Enfermos de, niños o canes; los tres con un gran número de competencias mermadas, son capaces de dirigir y llevar a buen puerto encuentros entre personas, que se las supone con competencias plenas.
Segundo plato: Carrillera ibérica al estilo de la región con guarnición de temporada.

Hay personas unidas en la vida por fuertes vínculos. En ocasiones estos lazos son invisibles. Y en ocasiones no saben las personas que resultan entrelazadas, ni siquiera, que lo están.

Estas comidas son bonitas porque los ponen de manifiesto.

Se hacen patentes los vínculos, salen a la luz, y es emocionante el reconocimiento de éstos por parte de todos.
Me gusta disfrutar de las imperfecciones de la vida. De la gente solitaria. De la gente de familia impostada. De las dentaduras que se caen o en las que se montan los dientes unos encima de otros sin orden ni concierto. Me gusta el atrevimiento que proporciona la ignorancia o la incultura o quizá la espontaneidad simplemente.

Me encanta la gente que no te conoce de nada y que habla contigo como si te conociera de toda la vida.

Me encanta la gente que no te conoce de nada y es capaz de establecer contigo una conversación durante dos horas con sobrada suficiencia.

Postre: Sopa fría de fresas, grosellas y frambuesa con crema de helado de limón.

Nadie sabe de la enfermedad, salvo los enfermos. Se puede aceptar que los familiares de éstos algo saben, porque también sufren las consecuencias de ésta, la mayor parte de las veces penosas.

Los que desde luego sabemos poco somos los médicos, que como mucho aprendemos pijadas como la dosis de un fármaco o el momento en el que introducir otro o que hay que mandar al paciente a los servicios sociales en cuanto tengamos ocasión.

Los médicos solemos quedarnos en la fascinación por la innovación terapéutica o en la burocracia y en lo repetitivo de la cronicidad.

Los residentes y por qué no, los adjuntos, tendríamos que rotar, lo llevo diciendo, un par de semanas al lado de un crónico dependiente y al lado de su cuidador y familia.

Es que hay cosas en la vida que o las aprendes porque te tocan o es que es imposible que las aprendas, por mucho que las estudies en los libros.
Un país que no se preocupa (y preocupar es legislar y financiar) por el cuidado de sus ancianos, dependientes y enfermos es un país que no se merece mirar a los ojos de los hijos a los que cría bajo sus dominios.

Vino tinto Canals Nubiola, Penedés

Agua mineral y café

Hay una cosa que no entiendo de la política sanitaria del gobierno de la Comunidad de Madrid.
Y es que no sean claros en sus intenciones y que no digan claramente cuál es su modelo sanitario. Ya sé que con los hechos lo van desvelando, pero parecen querer ocultarlo.
No es, de todas formas, la transparencia una característica de nuestro sistema sanitario ni político.
Yo no me creo el argumento de que obtendrían una contestación social si lo hicieran que pondría en jaque el futuro de la presidenta (porque es ella la que manda, los consejeros y demás personas de alrededor poco pintan, sólo le bailan el agua, según fuentes de su entorno más cercano).
Tampoco me vale el argumento de que no tienen modelo, que van improvisando. Sus acciones tienen una dirección clara.
No creo yo que por hacer público y explícito lo que quieren hacer fueran a perder las elecciones. Tal y como son las cosas en este país y en esa Comunidad Autónoma en particular, seguro que recibirían más apoyos.
Conviene que recapitulemos algunas características del modelo a través de varias fuentes, para saber hacia dónde nos dirigimos.
Igual que pasa con el diabético, que puede decir que lo ha hecho muy bien todo pero ahí tienes la hemoblogina glicosilada para comprobarlo, en el caso de la política pasa lo mismo, que el político puede decir lo que quiera pero son los presupuestos los que desvelan sus verdaderas intenciones.
Repasemos los datos de 2011:
– El 17,3 del presupuesto sanitario de la Comunidad de Madrid se invierte en estructuras de gestión privada. Este dato ha ido creciendo sin remisión desde ejercicios anteriores. 9,6 (2007); 12,6 (2008); 16,1 (2009).
– Crece un 34% el dinero que se dedica a sostener hospitales de gestión privada. De 371 millones de euros se pasa a 496.
– El 80% de los hospitales de gestión pública vieron reducidos su personal respecto al año anterior.
– De los públicos al que más le reducen el presupuesto es al Virgen de la Torre (19%), luego Príncipe de Asturias (7%), Niño Jesús (2,2%).
– Uno de cada cuatro hospitales en este ejercicio ya son de gestión privada.
– De los 54,6 millones de euros que se dedican al Plan Integral de listas de espera, 27,4 millones van a conciertos con la Sanidad Privada.
Ahora los de 2012:
– Aumenta un 34% el presupuesto para los convenios con el sector privado.
– Vuelven a aumentar el presupuesto a los hospitales de titularidad privada o semiprivada: Alcorcón (5,7%), Fuenlabrada (3,6%).
– El presupuesto a los hospitales de gestión pública decrece un 1,5%, que se suma al 9,5% que decreció en el ejercicio anterior.
– El presupuesto a Atención Primaria decrece el 3,7% real.
Vamos a repasar el programa electoral con el que el partido que ejerce el gobierno en la Comunidad se presentó a las elecciones autonómicas de 2011. Dividen su contenido en Hechos y Compromisos.
HECHOS.
1. El presupuesto de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha crecido más de un 55% desde que gobierna Esperanza Aguirre. En 2011 hemos destinado a Sanidad 7.100 millones de euros. Es decir, 4 de cada 10 euros de todo el presupuesto de Madrid se invierten en la sanidad pública.
Como veis ni una palabra del desvío de fondos a la nueva propuesta de gestión privada.
Tampoco de esto: “Tras Euskadi y Navarra, las comunidades con mayor presupuesto sanitario por habitante son Asturias (1.495 euros), Extremadura (1.390), Aragón (1.364), Castilla y León (1.348), La Rioja (1.347) y Murcia (1.346).
En el extremo contrario se sitúa Baleares, que destina apenas 1.000 euros por habitante; seguida de Comunidad Valenciana (1.078), Madrid (1.103), Andalucía (1.121), Canarias (1.135), Cantabria (1.232), Galicia (1.266), Castilla-La Mancha (1.283) y Catalunya (1.292)”.
2. Hemos construido ya 8 nuevos hospitales que están a pleno rendimiento, y el Hospital Gómez Ulla ya está dando servicio a los vecinos de Carabanchel y Latina.
Otra vez ni una palabra de los modelos de gestión con colaboración privada. No es normal que no se haga ni una referencia a este hecho de tanta trascendencia, a no ser que se quiera sepultar.
Es llamativo, porque los diferentes nuevos hospitales contienen matices muy diferentes:
“- Hospitales PFI (iniciativa de financiación privada): seis hospitales inaugurados en 2007, gestionados por una empresa privada en los servicios no sanitarios y por el sector público en lo sanitario; de ellos, 5 se constituyen en empresas públicas.
– Hospital de Majadahonda, un modelo de hospital PFI que sigue perteneciendo a la red del Servicio Regional de Salud.
– Concesiones administrativas: uno en 2007 (Parla) y posteriormente Torrejón, ya abierto, y Móstoles, cuya apertura está prevista en este año.
– Centros de titularidad pública con gestión privada: la Fundación de Alcorcón y la empresa pública de Fuenlabrada.
– Concierto especial con la adscripción de un área: la Fundación Jiménez Díaz, actualmente propiedad de CAPIO.”
No hace falta tener mucha idea de economía de la salud para darse cuenta de:
– No hay evidencia en nuestro país de que estas iniciativas ofrezcan ninguna mejora respecto a la tradicional gestión pública.
– Los estudios que se han hecho fuera de España no arrojan beneficios hacia el modelo de colaboración privada, sino todo lo contrario.
– Entender el modelo PFI es complejo, y extenso, he aquí algunas herramientas, pero la cosa no huele muy bien.
Me recuerda esta historia a los riesgos asumidos por las operaciones financieras que desencadenaron la crisis. Se veía (lo veían los que entendían del tema) que nos íbamos a pegar la hostia. Pero (casi) nadie dijo ni mú. Pues igual pasa con este proceso.
Las empresas beneficiarias no son entes imaginarios. Tienen nombres y apellidos. Escribe Elena Sevillano en EL País:

“Para entonces, la atención hospitalaria de 800.000 madrileños estará gestionada por Capio, es decir, por el fondo de capital riesgo CVC.
Los propietarios del resto de los nuevos hospitales son básicamente las constructoras que los edificaron. Dos de ellas, y una empresa de servicios, aparecen en el sumario del caso Gürtel. Es el caso de la constructora Hispánica que, junto con otras dos firmas, consiguió la adjudicación del hospital del Tajo (Aranjuez) en 2005. En 2009 la compró el grupo Essentium y le cambió la denominación social: ahora se llama Assignia Infraestructuras y mantiene el 40% del accionariado. La concesionaria del hospital Infanta Leonor (Vallecas) tiene entre sus accionistas (34%) a la constructora Begar, propiedad del imputado en Gürtel José Luis Ulibarri. Tanto esta empresa como Ploder Uicesa (5%) se han declarado en concurso de acreedores. Sufi, empresa de servicios, es la tercera compañía relacionada con Gürtel a través de uno de sus directivos. Asociada con Dragados en una UTE, consiguió la licitación del hospital Puerta de Hierro-Majadahonda. Posteriormente la compró Sacyr.”
Voy a atreverme a hacer una profecía que ojalá no se cumpla, pero esto huele a que en el curso de 30 años que es lo que duran los contratos de concesión, estas empresas van a quebrar o a tener algún tipo de problema y tendrán que “rescatarlas” con dinero público, como a los bancos.
Ya sabéis, al final la banca siempre gana.
Ahora tenemos que devanarnos los sesos para demostrar que el modelo público tiene más ventajas que el privado porque los neoliberales quieren imponerlo. Ellos desoyen toda voz. Cuando sean los hechos los que lo demuestren, pues se insufla dinero público y ya está.
Lo peor de todo es que no leemos lo suficiente. Si no, nos daríamos cuenta de que este ensayo clínico que pretende Esperanza Aquirre ya ha tenido lugar hace mucho tiempo. Se llama Alzira, tuvo lugar en Valencia y aun con sus diferencias con el modelo madrileño, podemos observar que fracasó y tuvo que ser la administración la que le salvara el pellejo con dinero público.
3. Hemos invertido más de 200 millones de euros en obras de reforma en diferentes hospitales de Madrid.

4. Hemos abierto más de 70 nuevos Centros de Salud, lo que supone la apertura de un nuevo centro cada mes.
A eso no tienen más remedio, si la población en Madrid sigue creciendo. La Dirección General de Atención Primaria establece unos cupos máximos de 1500 pacientes para médico de familia y enfermera y 1000 en pediatría; cuando hay ya 1730 pacientes y 1350 por cupo, respectivamente.
5. Hoy ningún madrileño tiene que esperar más de 30 días para ser citado a una intervención quirúrgica.
El desvío de los pacientes a la privada para agilizar la lista de espera es totalmente cuestionable desde la defensa de una sanidad pública de calidad.
Por otro lado el modelo de contabilizar las listas lleva siendo cuestionado por tramposo. El Ministerio le ha reprendido en numerosas ocasiones, incluso la excluyó del sistema de evaluación de listas de espera por no cumplir las reglas, pero en realidad este es un tema bien cansino en el que no me apetece profundizar.
6. Impulsamos las nuevas tecnologías para hacer la sanidad más accesible a los ciudadanos y los profesionales: hemos potenciando la cita web en los centros de salud y permitido que los profesionales pueden consultar la historia clínica de los madrileños en toda la red hospitalaria y en los centros de salud de la región.
Aún nos acordamos de la defectuosa implantación del nuevo programa para la gestión de la historia clínica en Atención Primaria y sobre todo el sobrecoste que originó.
“La historia de AP-Madrid, una aplicación fundamental para extender la libre elección de médico, es tan larga como desafortunada. Sanidad adjudicó su diseño a la empresa Stacks por 6,3 millones de euros. Se hicieron pruebas piloto, versiones y más versiones, pero no funcionaba bien. Se suponía que debía estar instalado en toda la región en 2007. A principios de 2009, Sanidad calculaba tenerlo listo en julio de ese año. Hasta hoy. Los retrasos en la implantación de AP-Madrid, aplicación básica que permite dar citas, prescribir medicamentos o guardar datos de historias clínicas, han sido muchos y han generado más de una bronca en la Asamblea. Ya el ex consejero Manuel Lamela tuvo que acudir a dar explicaciones en la Cámara porque AP-Madrid no despegaba. Además, la multinacional francesa Cegedim, especializada en almacenar, elaborar y vender datos a la industria farmacéutica, compró la empresa desarrolladora de AP-Madrid, Stacks, poco después de que ésta ganara el concurso. Una operación polémica: se trataba de los datos personales de seis millones de madrileños (sus enfermedades, los fármacos que toman, los médicos que se los recetan…).
En septiembre pasado, Sanidad tuvo que contratar a otra empresa (Everis) por 2,4 millones de euros para acelerar la implantación de AP-Madrid. Stacks-Cegedim no ha sido penalizada por los retrasos, aunque la consejería explica que “ha fraccionado los pagos en función del grado de cumplimiento de los hitos y se le ha exigido un mayor número de recursos y desarrollos de nuevas funcionalidades”.”
7. Hemos facilitado la tarjeta sanitaria de la Comunidad de Madrid a todos los madrileños en el exterior.
Muy bien.
COMPROMISOS.
1. Pondremos en funcionamiento 3 nuevos Hospitales en la Comunidad de Madrid, en Torrejón, Móstoles y Collado-Villalba, con habitaciones individuales y tecnología de vanguardia, completando una red que ya es referente en cercanía y calidad.
Basta con escuchar a Jose Manuel Freire para darse cuenta de las particularidades de este tipo de gestión.
2. Construiremos y pondremos en marcha nuevos Centros de Salud en función del crecimiento de los municipios.
Eso no es un compromiso electoral, es una obligación legal. Ojo lo que dice Freire en el vídeo anterior: “Con el modelo de Sanidad de gestión privada se privatizará la Atención Primaria porque un hospital que no controla la puerta de entrada tiene un funcionamiento problemático”.
Alzira lo hizo.
3. Mejoraremos la atención a los pacientes crónicos, especialmente los que padecen diabetes, hipertensión, enfermedades respiratorias y Alzheimer.
No se dice cómo. Espero que la mejora de la atención de diabetes e hipertensión no pase por bajar más el presupuesto a la Atención Primaria, que es donde se manejan esos pacientes, ni que la mejora de la atención a las enfermedades respiratorias no pase por negar la contaminación en Madrid.
Por lo demás, la gran mayoría de los centros de Atención a pacientes con Parkinson y Alzheimer son concertados.
4. Fomentaremos la coordinación entre los servicios sociales y sanitarios de la Comunidad de Madrid, para atender mejor a los enfermos crónicos y a las personas mayores.
No sé qué decirte, aunque también hay mucha batalla entre que sí y que no, pero la colaboración de la Comunidad con la Ley de la Dependencia es cuanto menos anormal.
De los servicios sociales de la Comunidad de Madrid no se está para presumir.
5. Ejecutaremos un Plan de Reformas de las habitaciones y las salas de espera de los hospitales para dotarlos de mayor funcionalidad, modernidad y comodidad para los madrileños. Continuaremos con la renovación continua de los equipos tecnológicos.
6. Desarrollaremos un programa de mejoras en la atención sanitaria de cada especialidad, basado en las recomendaciones hechas por los grupos de trabajo de médicos especialistas.
Difícil de creer, pero bueno, venga, vale. Ojalá.
7. Promoveremos el respeto a la profesión sanitaria.
Para erigirse en autoridad que llame a la población a respetar a los profesionales lo primero que tienen que hacer es respetarla ellos. Respetarlos no significa solamente no atizarlos en la consulta, sino respetar, como dice la ley, que no ejerza una especialidad un médico sin ser poseedor de dicha condición de especialista, o que se recoloque a los médicos después de una oposición según criterios legales y no arbitrarios, o no dar las suplencias a dedo, sino a través de una bolsa transparente y justa…
8. Potenciaremos el trabajo de los Centros de Atención Primaria, mejorando su capacidad de respuesta y dotándoles de mayores medios de diagnóstico.
Ojalá, pero no sé cómo, porque el presupuesto para Atención Primaria lleva descendiendo en torno a un 2% (en el último 3,7% real) en los últimos 5 años y este año se va a disponer de la mitad del presupuesto para contratar suplentes. Se reduce en un 50%.
9. Con el fin de evitar desplazamientos y tiempos de espera, potenciaremos las Consultas de Alta Resolución.
Esto me parece bien. Ignoro en qué estado se encuentra esta intención, aunque la experiencia que emana de mi práctica me dice que el desarrollo es poco, aunque es sólo una visión parcial e individual.
10. Crearemos la Carpeta SanitariaVirtual, accesible desde internet, para que todos puedan consultar su historia clínica así como sus citas médicas y prescripciones farmacéuticas.
Ojalá a esto también, aunque esta propuesta sí que parece estar lejos.
11. Ampliaremos las plazas residenciales para los pacientes de salud mental.
De poco vale sino se dotan las instalaciones de personal adecuado, tanto en número como de los distintos profesionales que sean capaces de proporcionar un abordaje integral a los pacientes.
12. Impulsaremos la implantación de la receta electrónica en la Comunidad de Madrid. Mantenemos nuestro compromiso en la lucha contra las drogodependencias y orientaremos las actuaciones asistenciales hacia una mayor efectividad.

Creo que luchar contra la drogodependencia no es privatizar la gestión de todos los centros de atención y pagarles a los médicos 1600 euros al mes.
13. Colaboraremos con el trabajo de los farmacéuticos, potenciando su papel dentro del sistema sanitario.
14. Potenciaremos que Madrid sea unaComunidad referente en el mundode la investigación biomédica.
Cómo vas a potenciar la investigación si no tienes ni bien cubierta la asistencia.
Bueno gente, esto ha sido todo. Hoy ha anunciado el Gobierno de España un recorte de 10000 millones de euros en Sanidad y Educación. No sé cuánto influirá la crisis y cuánto la ideología (probablemente influya menos la crisis y más la ideología de lo que la gente se cree); lo que está claro es que si no se hace nada la Sanidad Pública va a desaparecer. Está claro que la cosa no va a quedar en privatizar toda la gestión del sistema. No sabemos dónde iremos. Si a un sucedáneo del sistema público dentro de un modelo Sistema Nacional de Salud o si retrocederemos a un modelo de seguro social obligatorio (Bismarck), lo cual no sería raro viendo algunas medidas como la desgravación fiscal a los seguros privados y la síntonía de los que mandan con las aseguradoras y con todo lo que huela a privado.
Si tú les preguntas te dirán: no es privatizar la sanidad (eso no lo dirán nunca), es adaptar nuestro modelo sanitario a las nuevas circunstancias.
Obama y su gobierno, precisamente, lo que están haciendo es pasar de un sistema de seguros voluntarios a un sistema de seguros obligatorio. Y daros cuenta de lo que le está costando. Le han puesto un recurso de inconstitucionalidad a la reforma. Si uno lee la prensa y no está familiarizado con estos temas dice: joder, pues a lo mejor sí que es anticonstitucional obligar a un ciudadano a hacerse un seguro. La prensa y el marketing no intoxica por lo que cuenta, sino por lo que calla. Lo que no dice es que está dando un paso adelante en la creación de un sistema sanitario más justo. Este paso se conoce desde tiempos inmemoriales, no se lo ha inventado Obama, ni se lo ha sacado de la manga. Viene hasta en el Martín Zurro, no sos digo más.
Que no os engañen.
Una reforma sanitaria es eso que acabo de comentar. Un proceso muy dificultoso, lento, que toma años, a veces incluso décadas. No es un plan de tres meses para acá que se ejecuta en dos semanas. Eso es un recorte o un socavamiento, pero no una reforma sanitaria.
A cada falsedad, una verdad. A cada afirmación lanzada al vuelo, un dato. A cada opinión, un argumento.
Hay que ganar las mentes y la calle.
Hay que leerse, en mi opinión, un libro que se llama “Hay alternativas”. Cuesta 10 euros, aunque también está en Internet. Yo creo que para opinar con mínimo fundamento de la crisis hay que, al menos, conocer lo que dice.
Recojo un párrafo concerniente al sistema sanitario público español:

“El sector sanitario en España está poco financiado y, por tanto, poco desarrollado. Sólo el 4,1 % de la población adulta trabaja en el sector sanitario en España, un porcentaje que es uno de los más bajos de la UE-15 (6,6 por ciento). España tiene el PIB per cápita equivalente al 94% del PIB de promedio de los países de la UE-15 y, en cambio, el gasto público sanitario per cápita es sólo del 79,5% del promedio. Si fuera el 94%, España se gastaría 13.700 millones de euros más de los que se gasta en sanidad. No es creíble, por tanto, indicar que la sanidad pública es insostenible. En realidad España se está gastando mucho menos de lo le correspondería por su nivel de desarrollo económico.
El crecimiento del gasto sanitario como promedio para toda España fue en los últimos diez años sólo del 2,7% por año, comparado con un 4,1% en el promedio de la OCDE. Es más, gran parte del crecimiento del gasto sanitario en España ha sido en el sector privado, que es lo que se está tratando de fortalecer. Y hay que tener presente que el sector sanitario privado encuentra su principal obstáculo de desarrollo en el sector sanitario público, y por eso sus representantes recomiendan una y otra vez el desmantelamiento progresivo del sector público. En caso de privatización parcial o completa los pacientes del sistema público pasarían a ser clientes del sistema privado, y eso significa negocio y beneficios. No es mera casualidad que las voces que apoyan la reducción del gasto público también pidan una desgravación del aseguramiento privado. Además la simple existencia de un sistema sanitario privado refleja una situación de desigualdad en el acceso a un servicio esencial como la salud. No en vano el 30% de la población española (la de renta superior) utiliza la sanidad privada y el 70% restante, las clases populares (la clase trabajadora y la mayoría de las clases medias), utilizan los servicios públicos. Cualquier privatización, sea del grado que sea, empujará a las clases medias y trabajadoras a tener que pagar mucho más por acceder a los mismos servicios.
Actualmente estamos viendo un resurgimiento de este debate público-privado, y poco a poco los gobiernos avanzan en el deterioro del sistema público con el objetivo de crear nuevos espacios de negocio para el sistema privado.
Para justificar tales prácticas los gobiernos y los economistas liberales consideran que el sistema público es insostenible. Por ejemplo, se asume erróneamente que el usuario español abusa del sistema, tomando el elevado número de visitas sanitarias por habitante (nueve visitas) como ejemplo de este abuso (el promedio de la UE-15 es de seis visitas). Pero lo que no se dice es que, de estas nueve visitas, hay al menos tres que en otros países las atiende o bien una enfermera o bien un administrativo, y que en España en cambio las hace el médico. El médico está sobrecargado, pero ello no quiere decir que el usuario abuse, pues en otros países las enfermeras tiene mayor responsabilidad y los médicos tienen mayor apoyo administrativo. Además los que generan la demanda que ocasiona costes (farmacia, pruebas clínicas, intervenciones) no son los usuarios sino los médicos.
Es decir, que el sistema no es insostenible pero sí necesita reformas, aunque deben ser reformas que avancen en el fortalecimiento del sistema público y no en su deterioro o su desaparición. La realidad es que la sanidad pública española está subfinanciada y quedan todavía áreas de servicios por cubrir, tales como los servicios de dentista.

Por otra parte este bajo gasto sanitario se traduce en un sistema ineficiente. En general la sanidad privada puede ser mejor que la pública en la comodidad y la atención al paciente (una cama por habitación en las clínicas privadas, más tiempo de visita y menos tiempo en espera). En cambio la sanidad pública es mejor que la privada en la calidad del personal y de la tecnología e infraestructura médica.
De hecho, en países de extenso desarrollo de la privada, como Estados Unidos, la evidencia muestra que la mortalidad es mayor en las instituciones sanitarias con afán de lucro que en las sin afán de lucro, lo que muestra el peligro que puede significar la mercantilización de la medicina. El afán de optimizar los beneficios puede entrar en conflicto con la calidad del servicio (lo cual ocurre por lo general, ahorrando en personal de enfermería y otro tipo de personal).
Lo que se requiere, pues, es una sanidad pública multiclasista, que mantenga la calidad del personal y de la infraestructura y a la vez mejore de forma sustancial la atención y la comodidad del usuario. Pero ello requiere un gasto público mucho mayor que el actual”.
Para finalizar os dejo unos vídeos muy buenos (y sólo tienen una veintena de visitas!) de un médico (os juro que no es el primo de Luis de Guindos) de CAS Madrid (Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Pública de Madrid), en los que lanza las claves de cómo se está gestionando la Sanidad en la Comunidad de Madrid.
Pongámonos en antecedentes.
Es legal, pero no legítimo.

La culpa y mucha también es del PSOE.

Comparativa de datos de hospitales públicos y privados (podéis ir directamente al minuto 1:23).


Nuevos hospitales y libre elección.
Copago.
Sistemas sanitarios y promoción de la salud.
Nos vemos en la calle.
Una mañana estaba en Estambul, en un hostel, haciendo cola para el desayuno. La camarera era ecuatoriana; era la novia de uno de los recepcionistas. Habíamos intercambiado algunas palabras los días anteriores, dada la coincidencia de nuestras lenguas.


Me vio esperando en la cola y me preguntó de dónde era exactamente.

     Vivo en Madrid desde hace unos años, soy de Salamanca. (Mi tío decía que hay que decir de dónde eres exactamente, que aunque seas de un pueblo muy pequeño hay que decir el nombre de tu pueblo, porque nunca sabes dónde va a saltar la liebre).

Se volvió una chica de mi edad, rubia, con pinta de guiri auténtica, ojos azules, dientes perfectos, sujetador color carne descuidadamente visible. Debía ser anglosajona.

Me dijo en un castellano bastante bueno:

     Mi padre es de Salamanca, de un pueblo que se llama Villavieja de Yeltes. ¿Conoces?

     No – le dije –, pero sé que es un pueblo de la provincia.  Pero tú no tienes mucha pinta de ser española…

     No, soy suiza, pero voy mucho a España. Me gusta mucho. Y me gusta mucho ir a Villavieja. Voy casi todos los años.

La cola avanzó. Y ella se puso en una mesa junto a dos amigas. Yo por no importunar me puse en una mesa solo.

Sabía que si dejaba así las cosas esa historia me iba a comer por dentro. Era demasiado buena para ser real.

Cuando acabé de desayunar hice una maniobra discreta de aproximación y en un tono muy correcto le intenté sacar algo más de información.

Me dijo que su padre era médico, anestesista. Tenía ahora 74 años y se había ido a Suiza con 18. Que fue muy alegre y vital de chaval y la gente aún le recordaba en el pueblo cuando iba los veranos. 

Yo le dije que yo también era médico.

     Médico de familia, General Practitioner, no sé si sabes lo que es.

Hizo un gesto de desconocimiento y de desinterés.

En ese momento me sentí escritor. Sentí que la historia iba por delante de mi deseo de contarla.

A mí no me gustaría ser escritor, porque los escritores suelen ir por delante de la historia. Al final la historia no importa, y sólo importan ellos. Tienen que encontrar una historia cada dos años, la que sea, para poder escribir una novela.

La verdadera literatura es la que se nutre de historias, no de escritores.

Lo mismo pasa con la Medicina. La buena Medicina se ejerce cuando el paciente va en primer lugar y luego va el médico. Primero va la enfermedad del paciente, luego va el lucimiento y el prestigio del médico.

Era ésta una gran historia. Las grandes historias no sólo se juzgan por su contenido sino por su forma de presentación. Es igual que pasa con las enfermedades; lo bonito es juzgarlas no sólo por sus síntomas, sino por su debut.

Le hablé a Sofía de la existencia de este blog, de que me habría gustado contactar con su padre, para que me contara cómo y sobre todo por qué, aunque me lo imaginaba.

La historia de Blas contaba con grandes atractivos que me interesaban: la inmigración, el exilio, vidas interesantes de médicos, relaciones de los hijos que nacen en un país distinto al de sus padres con el país de origen de éstos, la relación del emigrante con su país de origen después de tantos años fuera…

Intenté explorar la posibilidad de hacerle una entrevista, aunque fuera por correo electrónico.

Sofía me dijo que seguro que a su padre le encantaba la idea, porque era una persona muy cercana, abierta y con gran nostalgia de su país. Me dijo que probablemente me podría mandar también algunas fotos de su padre en su pueblo y en Salamanca.

Yo vislumbraba ya un gran reportaje con entrevista y documentos gráficos incluidos.

Le di mi blog, mi correo… Y ella me dio el suyo. Yo la escribí, le mandé las preguntas…

Ella me contestó, me dio el acuse de recibo. Incluso pasado algo más de tiempo, al ver que no me mandaban la entrevista contestada, le escribí un recordatorio, al que respondió.

He pensado a veces si el deseo real era explorar a Blas o a Sofía, por los sentimientos que me despertó ella y nuestro encuentro.

     Me gusta mucho Madrid – me dijo con sus dientes blancos -: Malasaña, Moratalaz, Alcorcón, Móstoles… (me dejó estupefacto con estos datos, nunca supe a qué se debían estos gustos).

A veces pasa que viene el paciente acompañado y acabas teniendo más interés por explorar al acompañante que al propio paciente.

Nunca me respondieron la entrevista, no tuve rastro alguno de la biografía de Blas.

Como es anestesista y de Salamanca, me debe haber sometido a un bloqueo regional, pensé.

Si una historia tan bonita se había truncado, o es que quizá no era tan buena o es que era tan buena que debía seguir formando parte de la materia invisible de la vida.

La insistencia y el destino no siempre se entienden bien ellos solos, sin nadie que los gobierne.

No volví a saber nada de Blas. Tampoco de Sofía. Hoy hace exactamente un año de nuestro encuentro. El 13 de Marzo.

En los blogs de Blogspot se pueden seguir las estadísticas. Ver cuánta gente entra al blog y ver de qué país es.

Tengo periódicamente entradas de Suiza, que creo recordar no haber tenido antes de encontrarme con Sofía, aunque no estoy seguro.

Hice una sustitución de un par de semanas en un Centro de Salud del centro de Madrid.

No sé qué leyes gobernaban el reparto de los domicilios, pero me tocaba comérmelos día sí y día también.

Tenía que aguantar todas esas inconveniencias porque había percibido que si se quería comprar uno un bien inmueble en la capital y tener lo que la gente ahora llama vida, la sumisión era un atributo necesario.

La insumisión era un lujo al que sólo podía aspirar la gente con desahogado patrimonio (y éstos no la ejercían, pues habían aprendido de sus padres que para conseguir ese patrimonio había que ser sumiso) y los kamikazes a los que no les importa vivir en un camping como Roberto Bolaño y cenar los sábados en el 100 montaditos.

Al principio aguantaba bien los domis, porque me solía acompañar la enfermera.

Luego se cansó y empecé a estar hasta los cojones rápidamente.

Para joder, y retrasar la vuelta al Centro de Salud lo más posible, me solía pasar por la FNAC de Callao, me cogía un libro y me sentaba a leerlo en la salita de lectura.

Todas las grandes superficies tienen sus beneficios sociales. El Corte Inglés de Callao, por ejemplo, tiene un espacioso y limpio baño donde puedes mear gratis. Tener esa seguridad hace de la vida en Madrid algo agradable, aunque no se pueda con el precio de la vivienda.

La FNAC tiene esa salita, que bien es cierto que suele estar atiborrada de gente. Los asientos son incómodos para que no se usen. O al menos para que no se usen durante mucho rato. Es lo que pasa con las reformas que se han hecho en las plazas del centro de Madrid: Sol, Tirso de Molina, Jacinto Benavente, la plaza de la calle de la luna… Mucho cemento, pocos bancos, ni un árbol, ni una sombra. No son infraestructuras en absoluto para que las disfrute la gente. Son diseños en contra del concepto de plaza, tan nuestro, tan mediterráneo, sitios para encontrarse y compartir. Cada vez hay menos espacios en la sociedad y en la ciudad donde la gente puede hacer eso. Con la arquitectura también se hace política. Los nuevos tiempos del hiperindividualismo. Cada vez que paso por Sol y veo a los guiris sentados en el bordillo de la fuente me pongo malo.

Ahora la FNAC tiene también de beneficio social que puedes pasar un disco por un lector de códigos de barras y escucharlo.

Uno no sabe bien por qué, pero ve mucho más cansado estar de pie una hora leyendo un libro que escuchando un disco.

Dicen que la cantera de personal de la FNAC es la salita de lectura. Por ahí van desfilando los frikis de todo Madrid, y hay un director de recursos humanos infiltrado entre el auditorio que va ojeándolos para hipotéticos procesos de selección. Así es como se explica el perfil de los empleados.

Empecé a observar que mucha gente de la que iba allí, eran, como en los bares, clientes habituales.

Durante esas dos semanas me leí un libro muy bueno que se llama Laura y Julio, de Juan José Millás, que os recomiendo.

Me quedé tan enganchado a la experiencia de la salita que cuando acabé el infierno de aquella sustitución comencé a ir diariamente.

Ya iba conociendo a los parroquianos y sus gustos. Había uno que leía cómics, que siempre iba en chándal. Otro que leía novela histórica, que siempre iba en náuticos. Una chica pelirroja, que siempre leía novela realista y social. Una guiri que siempre estaba con la Lonli Planet. Un chico con sobrepeso que consultaba libros de recetas e iba transcribiéndolas a un cuaderno de hojas arrugadas y manchadas. Una persona mayor que leía ensayos de ultraderechistas disfrazados de periodistas o escritores. Y una chica bajita que solía leer sobre nutrición, vida sana y tal…

Asimismo, descubrí que a la vez que esa parroquia se congregaba diariamente bajo las instalaciones de esa salita, una parroquia especular se congregaba en los servicios de caballeros de la última planta.

Según avanzabas por el pasillo que quedaba entre los baños podías ver a los fieles con el miembro fuera, dando fuertes sacudidas al aire (lo que popularmente se conoce como toba), como si estuvieran golpeando a alguien con la porra.

A mí unas de las cosas que más me molestan en la vida es que esté meando en los servicios de una estación de buses, trenes o similar y que se ponga al lado el típico que te mira todo el rato y se la sacude mientras tanto.

Esta arraigada costumbre española creo que debiera estar perseguida por las fuerzas de orden púbico. Digo española, porque no me imagino yo, por ejemplo, a un noruego dando pichazos al aire a ver si te decides a hacerle algo.

Un par de días que subí, allí estaban los mismos, que (lo cortés no quita lo valiente) portaban miembros de considerable tamaño.

Así pues, me acabó incomodando tanto la escena (al principio me hacía gracia) que no tenía otro remedio que ponerme a restricción hídrica toda la mañana. Hasta que no hacía mi sesión de lectura no bebía ni una gota. Lo mío era de mear y no echar gota.

Si veía que no iba a aguantar, me cruzaba la calle y me iba a mear al Corte Inglés.

Un día, se me acercó la chica bajita y me dijo que le sonaba mi cara. Le dije que iba todos los días a leer y que a mí me sonaba también la suya, que de eso era.

– No – me dijo-. Es algo más. Pero no sé el qué.

Al día siguiente se vino hacia mí y me dijo que claro, que yo era el médico, que cómo no se había dado cuenta antes.

Al parecer era la nieta de un abuelo al que había ido a ver al domicilio. Suelo tener muy buena memoria para los pacientes, pero esos días vi a tantos que entendía el descuido.

Fuimos a comer juntos unos cuantos días y nos quedábamos a veces a leer otro rato por la tarde. Lo hacíamos por solidaridad con todos aquellos a los que les van a ampliar la jornada laboral.

Se empeñó en que me pasara a ver a su abuelo y fui a verlo alguna vez en visita privada, no oficial.

Pasaron después algunas cosas más, pero no tienen mucho interés.